Caldero Político
Arrancando la precampaña oficial, el PRI -el partido que tiene la Presidencia de la República-, ya fue acusado por los organismos de control electoral, pero la verdad así andan todos los partidos con “sus consejeros” en el INE, acusados de no ser transparentes ni legales. No se escapa el PAN ni el PRD, tampoco Morena ni el PT. Todos cargan problemas y culpas. La verdad es que no son santos, todos están cortados con la misma tijera.
No hay que olvidar, por supuesto, que el PRI tiene la maquinaria política más aceitada de México sin desconocer que actualmente y también es profundamente impopular, una combinación peligrosa, tratando de hacer su juego ante la inestabilidad interna de las demás expresiones. El ex secretario de Hacienda, José Antonio Meade, anda buscando apoyos para competidor con firmeza contra AMLO y Anaya, en situación adversa pero no imposible. También va con prisa Andrés Manuel López Obrador, un “izquierdista” exaltado que hace campaña abiertamente desde hace muchos años desafiando leyes que estipulan un cronograma electoral estricto. Va por la tercera. Anaya aparece como manipulador y auto impuesto en la candidatura, dividiendo a su partido abrazándose con las izquierdas atinadas.
Violencia por doquier
El país y Nayarit atraviesa la peor ola de violencia de este siglo. Esto podría transformar los enfrentamientos que forman parte de las campañas en algo más peligroso, especialmente si la votación está reñida y es polémica, como anticipan muchos.
Cierto: podrían ser los peores comicios desde que nacieron las elecciones democráticas.
Si analizamos lo que ya ha hecho el Gobierno federal, los partidos políticos y algunas autoridades electorales, no tenemos motivos para el optimismo.
La tarea de garantizar que la votación transcurra sin sobresaltos cabe a entes reguladores mal financiados. La ventaja inicial de López Obrador y su pasado son uno de los motivos por los cuales será fundamental contar con instituciones creíbles en 2018.
Inestabilidad
El gran riesgo es la violencia. Octubre de 2017 fue el mes más violento del siglo en materia de homicidios, por encima del pico de la guerra contra las drogas de la década pasada. Los analistas afirman que se agravaron las luchas intestinas entre grupos criminales tras el arresto de líderes fundamentales. López Obrador sugirió la posibilidad de una amnistía para los líderes de los cárteles.
Pero, sin duda, el inicio de 2018 es momento propicio para exaltar el pensamiento y la gran obra que don Benito Juárez García heredó a los mexicanos. Realmente fue mucho lo que el prócer oaxaqueño aportó para la construcción de la nación que hoy tenemos; nuestra patria sufre embates diversos que deterioran la unidad y la convivencia pacíficas. Pienso que con las mismas ideas y el ejemplo de Juárez es tiempo de combatir la corrupción, la impunidad y el desánimo; es el instante de revalorar el ejercicio de la política y reconocer de una vez por todas que el pueblo es el que manda y ordena a los servidores públicos lo que éstos deben de hacer. Siempre teniendo presentes los puntos de vista y expresiones de Juárez – combatidas por los conservadores y los enemigos de su trayectoria-, México está ante la inmejorable oportunidad de impulsar la sana confrontación de las ideas para llegar a sustanciales acuerdos; urge que los políticos y gobernantes hagan propuestas de altura que se concreten en políticas públicas o leyes importantes.
Que se siga el ejemplo de Juárez
Es necesario entonces, que los servidores públicos y los partidos reiteren en la práctica el compromiso con el pueblo desde un sentido social y que encabecen un minucioso análisis de la forma en que vamos a empujar al país al desarrollo con unidad y organización, sin poses demagógicas. Los que ganan millones de pesos en sus puestos deben abanderar las causas sociales que procuren la garantía de la paz y seguridad para los habitantes, cada quien en su respectiva responsabilidad; que los funcionarios públicos dejen de ser rémoras improductivas y enaltezcan, en cambio, la distinción del servicio otorgando a las instituciones el honroso lugar que merecen. Y al pueblo otorgarle respeto, gracia, atención y respuestas satisfactorias para superar la problemática existente.
Benito Juárez recalcaba que la tarea de un gobernante es cumplir y hacer cumplir las leyes, ejercer democráticamente el mandato del pueblo; nadie contra la ley ni nadie por encima de ella: todo aplicarlo cotidianamente sin importar condición política, económica o social de los mexicanos. Los principios de Juárez deben guiar el ejercicio público para crear las condiciones de desarrollo económico y empleos con seguridad y estabilidad; trabajar fuerte y con honestidad para mejorar las oportunidades de progreso de nuestro pueblo transformando el país. Benito Juárez llamó a los habitantes de esta nación a ponerle ganas y esfuerzo para obtener y consolidar los beneficios de la paz, bajo la protección de las leyes y de las autoridades; cuidar los derechos de todos los habitantes.
SALUDOS PARA TODOS.