La Independencia, el Pípila y otros próceres

Véritas Liberabit Vos

Es claro que el movimiento independentista de nuestra Patria se dio en un contexto global de un cambio gestado en Europa y que emigró al Continente Americano teniendo en común ciertos aspectos o causas tanto internas como externas que fueron derivando en una sucesión de hechos dentro de las posesiones que España tenía en estas ilustres tierras.

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Sabemos por las crónicas que el movimiento de independencia fue iniciado por los propios españoles nacidos en la Nueva España y que eran conocidos como criollos, los cuales veían la diferencia con respecto a sus paisanos de sangre los Peninsulares en quienes residía la facultad primera de ocupar puestos u obtener negocios importantes, este movimiento fue respaldado por los mestizos que ya para estos tiempos pedían para sí mayores derechos y leyes más adecuadas.

Una de las causas externas más fuertes que vino a exacerbar este descontento fue la invasión que por parte del ejército francés de Napoleón recibe España en el año de 1808 imponiendo como rey a su hermano quién asume el trono como José I desplazando al legítimo rey Fernando VII, esta crisis genera que se rompa la unión de la monarquía española y que los reinos por separado desconozcan esta imposición; entre ellos los reinos y territorios ultramarinos, incluida la Nueva España, la cual desde hacía tiempo había permeado ya las ideas liberales fruto de la Revolución francesa de 1789 donde el pensamiento de los enciclopedistas Rousseau y Voltaire se habían unido a la labor ya centenaria que se había sembrado mediante las logias yorkinas y escocesas.

Si la situación reinante en Europa fue fundamental para crear un ambiente de aires de libertad en nuestro país, no podemos desligar la influencia decisiva que tuvo para ello la Independencia de nuestros vecinos Los Estados Unidos de Norteamérica en 1776 acontecimiento que marcará especialmente en el Siglo XIX un derrotero histórico para el devenir de  nuestra Patria sobre todo en el trágico acontecer de las luchas desiguales con la consiguiente pérdida de más de la mitad de nuestro territorio y es que midiendo tiempos en los momentos que se inicia la lucha por nuestra independencia la Unión Americana ya contaba con 34 años de existencia, tiempo suficiente para madurar su Destino Manifiesto ante un país en ciernes y todavía con una visión futura no muy clara.

Así las cosas este caldo de cultivo era propicio para que germinara el espíritu de emancipación, el cual tuvo su culmen un 16 de septiembre en que sonaron las campanas de la Iglesia de Dolores para llamar al pueblo a unirse contra el mal gobierno y el regreso al trono de Fernando VII, los hechos se fueron suscitando paralelamente a lo que en la península Ibérica acontecía, tal es que el fin de este movimiento se dará once años después con personajes muy diferentes a los insurgentes de 1810 pero igualmente  encabezados por criollos como lo fue en este caso el General Agustín de Iturbide a la postre el Libertador del País.

Esta llama se inicia en una primera etapa con quién es considerado el “Padre de la Patria” Don Miguel Hidalgo y Costilla junto a personajes como Ignacio Allende, Miguel Domínguez, Josefa Ortiz de Domínguez, Juan Aldama, Ignacio López Rayón, Andrés Qunitana Roo, y otros próceres más donde destaca la figura controvertida del “Pípila” héroe reconocido por su valentía al enfrentar con una losa en la espalda todos los embates del  enemigo y lograr el objetivo de prender fuego a la fortaleza de la Alhóndiga de Granaditas permitiendo el paso de las fuerzas insurgentes ante el asombro de los realistas que no esperaron una acción como esta.

A pesar de que El Pípila es un personaje reconocido por la tradición histórica, es difícil encontrar referencias de su existencia;  la obra “México a través de los Siglos” en su tomo III lo menciona brevemente como un barretero de las minas de Guanajuato de nombre Juan José de los Reyes Martínez y de quién se dice es autor de esta temeraria y heroica acción, pero solo eso, no hay más evidencia del mismo, pero independientemente de ello la figura del Pípila puede representar la de cualquier otro connacional valeroso que no importándole perder la vida, la puso al servicio de una misión mayor, y de ello creo está llena nuestra historia.

Así fue como se dio esta primera etapa independentista, un tanto sórdida y sin un plan definido donde bastaron diez meses para que sus principales cabecillas fueran fusilados y aparentemente sofocada la rebelión, pero la batalla no terminó ahí con un plan más estructurado surge la egregia figura de otro prócer que levantará la antorcha de Hidalgo, este será conocido como “El Siervo de la Nación” pero esta, es otra historia…

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