Wilian Alves, que trabajaba en la cocina de la prisión, hizo su intento de escape tal como lo hace la basura todos los días. Así que tenía un plan.
El recluso, -que estaba en la cárcel de la ciudad de Victoria de Conquista al noreste de Brasil-, se metió dentro de uno de los contenedores de plástico esperando que fuera eliminado.
Lamentablemente su plan fue frustado después de que uno de los funcionarios de la prisión tratara de mover el bote y se preguntaba por qué era tan persado, así que decidió mirar en su interior. Y ¡vaya sorpresa!
Inlcuso unas vez que los oficiales retiraron parte de la basura, he ahí el recluso dentro, quien mantuvo agachada la cabeza con la esperanza de no que no lo vieran, dijo un policía.