Así inicia el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, la conferencia de Naciones Unidas sobre el agua en Nueva York, la primera en casi medio siglo
«Hemos roto el ciclo del agua, destruido ecosistemas y contaminado las aguas subterráneas», denunció hoy miércoles el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en la apertura de la conferencia de Naciones Unidas sobre el agua en Nueva York, la primera en casi medio siglo.
«Estamos drenando la sangre vital de la humanidad a través del sobreconsumo vampírico y el uso insostenible y evaporándola a través del calentamiento global», advirtió Guterres en la tribuna de la ONU, donde recordó que casi «tres de cuatro desastres naturales están relacionados con el agua».
En un informe conjunto realizado por ONU-Agua y Unesco, publicado con motivo de la conferencia, los autores advierten del «riesgo inminente de una crisis mundial del agua».
En algunos lugares, falta agua y en otros se multiplican las inundaciones o el agua está contaminada, recuerdan.
Sin agua suficiente en muchos lugares, aunque demasiada en otros o contaminada, las situaciones dramáticas se multiplican, y el informe de la ONU-Agua y Unesco advierte del «riesgo inminente de una crisis mundial del agua».
«Cuántas personas estarán afectadas por esta crisis mundial del agua es una cuestión de escenario», explica el autor principal, Richard Connor. «Si no se hace nada, entre 40 y 50% de la población seguirá sin tener acceso a servicios de saneamiento y cerca del 20-25% al agua potable», asegura. Aunque los porcentajes no cambien, la población aumenta, por lo que habrá más personas afectadas, observa.
Para tratar de invertir la tendencia y garantizar para 2030 el acceso de todos al agua potable y a servicios sanitarios, objetivos fijados en 2015, unos seis mil 500 participantes entre los que se incluyen un centenar de ministros y algunos jefes de Estado y de gobierno, se reúnen hasta el viernes en Nueva York, con «compromisos» concretos.
«Ahora o nunca», a trabajar por el agua
«Hay mucho por hacer y el tiempo no está de nuestra parte», comenta Gilbert Hougbo, presidente de la ONU-Agua, plataforma que coordina el trabajo de la ONU, que no tiene ninguna agencia dedicada a este vital asunto.
Desde 1977, en la de Mar del Plata (Argentina) no se había organizado ninguna conferencia de esta envergadura sobre este asunto que ha sido ampliamente ignorado.
En un mundo en el que en los últimos 40 años el consumo de agua dulce aumentó en torno al 1% al año -en particular en los países de renta baja y emergentes-, el informe pone de relieve las dificultades que «tienden a generalizarse» y agravarse con el impacto del calentamiento global. La agricultura absorbe el 72% del agua, mientras que el consumo del sector industrial cayó 12%.
En regiones como América Central y el Caribe, Sudamérica y Asia, de 2000 a 2018 las extracciones de agua aumentaron, a diferencia del resto del mundo.
En torno al 10% de la población mundial vive en países donde el estrés hídrico (relación entre la utilización del agua y su disponibilidad) alcanzó un nivel alto o crítico. Según el informe de expertos del clima de la ONU (Giec) publicado el lunes, «cerca de la mitad de la población mundial» sufre «grave» escasez de agua durante al menos una parte del año.
Esta situación refleja desigualdades. «Independientemente de donde esté, si tiene suficiente dinero, logrará tener agua», explica Richard Connor. Pero «cuanto más pobre, más vulnerable se es a estas crisis».
El problema no es solo la falta de agua, sino la contaminación que puede deberse a la ausencia o carencias de sistemas de saneamiento.
«No podemos gestionar esta emergencia del siglo XXI con infraestructura de otra época», dijo Guterres.
Al menos, dos mil millones de personas beben agua contaminada por excrementos, lo que les expone al cólera, la disentería, el tifus y la polio. Sin olvidar la contaminación de productos farmacéuticos, químicos, pesticidas, microplásticos o nanomateriales.
Para garantizar el acceso de todos al agua potable para 2030, habría que multiplicar los niveles de inversiones actuales en el tema al menos por tres, subraya el informe.
Los contaminantes amenazan también la naturaleza. Los ecosistemas de agua dulce que prestan servicios inestimables a la humanidad, en particular, ayudando a luchar contra el calentamiento global, están «entre los más amenazados del mundo», señala el informe.
«Hemos roto el ciclo de agua», resume Henk Ovink, enviado especial para el agua de los Países Bajos, coorganizador con Tayikistán de esta conferencia de la ONU.
«Debemos actuar ya porque la inseguridad relacionada con el agua socava la seguridad alimentaria, la salud, la seguridad energética o el desarrollo urbano y (multiplica) los problemas sociales», agrega. «Es ahora o nunca: la oportunidad de una generación».