La patria es primero

Véritas Liberabit Vos

Esta frase inscrita con letras de oro, nos es familiar observarla en los recintos de la Cámara de Diputados y Senadores, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Palacio Nacional, pero pocos sabemos que esto fue a partir de un Decreto Presidencial que data de septiembre de 1971 justo en el aniversario 150 de la entrada triunfal del Ejército Trigarante en la Ciudad de México haciendo así honor al gran caudillo del sur Vicente Guerrero quién junto con Agustín de Iturbide fue figura crucial para culminar once años de lucha por la Independencia de México.

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Decíamos en anterior entrega que a la muerte de Morelos la insurgencia quedó prácticamente sofocada, el general realista Félix María Calleja se ufanaba de haber extinguido la causa insurgente sobre todo en Guanajuato cuna de la Independencia, por lo que el Virrey de ese momento Juan Ruíz de Apodaca decide ofrecer el indulto a todos aquellos que dejaran la luchar, por lo que muchos jefes insurgentes hacen caso del mismo, sin embargo esta estrategia tenía un destinatario especial el General en Jefe de los ejércitos del sur, Vicente Guerrero del cual se decía que: Era un bárbaro, que sabía moverse en esa zona montañosa y hostil como era la sierra de lo que hoy es el Estado que lleva su nombre y que había repelido con destreza los ataques y búsquedas del ejército realista y aparte de ello reacio a la propuesta del Virrey.

Por esta razón y creyendo tener la solución al mismo decide enviar al padre del caudillo partidario este del realismo español para que intente convencerlo de deponer las armas, pero ni el amor paternal pudo lograrlo; se dice que Don Pedro Guerrero de rodillas y con lágrimas en los ojos escuchó de su hijo las siguientes palabras “Señores, este es mi padre, ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español. Yo siempre lo he respetado y lo seguiré haciendo pero La Patria Es Primero”.

El Virrey no podía creer semejante afrenta y busca por todos los medios concertar la rendición del caudillo, para lo cual presiona al Coronel Gabriel de Armijo jefe de las fuerzas realistas del sur a combatirlo con más fuerza, lo cual seguía siendo infructuoso, por lo que al tiempo cansado de tantas derrotas renuncia quedando este puesto vacante y siendo ocupado el 9 de noviembre de 1820 por Agustín de Iturbide quien a la postre vendrá a ser el Libertador de México.

Iturbide destacado General realista no desconocía lo que sucedía en el viejo continente; como parte integrante de la llamada Conspiración de la Profesa sabía que la situación de la Corona de España era  ya muy diferente a la de hacía once años cuando el cura Miguel Hidalgo había levantado al pueblo en armas ante la intervención francesa y buscar el retorno al trono de Fernando VII, ahora en 1821 ya gobernaba ese Rey pero en condiciones muy  diferentes, habiendo jurado una Constitución liberal, la de Cádiz, la cual iba en contra total de los principios, normas y costumbres de la Nueva España.

Así con argumentos contundentes y una excelente capacidad de diálogo y negociación pudo lograr que después de más de diez años de lucha entre el ejército realista y los insurgentes se unieran en la misma causa de la independencia pero sin derramamiento de sangre,  así convencidos ambos de la obligación de velar por el bienestar de los conciudadanos, de conservar las garantías de igualdad de reconocimiento a sus derechos civiles, de libertad, justicia social y de un gobierno propio  y no dominado por príncipe extranjero, es que se da esta alianza fraternal que fue gestada a base de misivas y no del tan narrado y comentado pero poco documentado  Abrazo de Acatempan que más bien es una figura metafórica que ilustra una alianza por demás disímbola pero que en lo ideológico contiene un mismo objetivo común.

El Plan de Iguala signado un 24 de febrero de 1821 será el sustento que llevará el espíritu de las Tres Garantías que dará nombre y forma al glorioso Ejército Trigarante que entrará triunfante a la Ciudad de México un 27 de septiembre de 1821 enarbolando los tres colores y las tres estrellas que fusionan la Independencia, La Religión y La Unión en un concepto global llamado México integrado por una nueva nacionalidad con hijos de esta Patria que ya no serán ni españoles ni indígenas serán mexicanos con sus características propias y muy definidas, pero esto, esto será otra historia.

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