(Primera parte)
Por Daniel Aceves Rodríguez
Nuestro Himno Nacional fue presentado por primera vez en el Teatro Santa Anna que por lógicas razones cambió posteriormente de nombre a Teatro Nacional, esta presentación se realizó con toda la pompa y circunstancia de la época un 15 de septiembre de 1854 interpretado por una Compañía de Ópera italiana dirigida por el maestro Juan Bottesini y el coro de la compañía de Miguel Masón y Pedro Carvajal, que incluyó a los solistas Lorenzo Salvi tenor, y la soprano Claudia Florenti.
Pues bien nuestro Himno que en el mundo es considerado como uno de los más hermosos y marciales, solo antecedido por la Marsellesa de Francia, sufrió varios cambios por razones políticas de aquellos tiempos, específicamente se eliminaron las estrofas IV que hacía alusión a quién promovió la creación de este Himno el no bien recordado Antonio López de Santa Anna y la estrofa VII dedicada al consumador de la Independencia Agustín de Iturbide, a quien deberìa por justicia se rememorarse al conmemorarse el aniversario de la Consumación de Nuestra independencia.
Esta Estrofa VII, no muy conocida ya, correspondiente a Iturbide decía al calce:
“Si a la lid contra hueste enemiga
Nos convoca la trompa guerrera
De Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! Valientes seguid
Y a los fieros bridones les sirvan
Las vencidas enseñas de alfombra
Los laureles del triunfo den sombra
A la frente del bravo adalid”
Viene a colación esta estrofa por lo antes dicho del parteaguas de nuestra historia, el establecimiento del nombre de México y mantener como enseña nacional una bandera tricolor, que fue legada por el personaje al que se refería la estrofa VII, aquél al cual Joel R. Poinsset Primer Ministro de los Estados Unidos en nuestro país; deseaba convencer para que aceptara su propuesta de ceder los Territorios del Norte nos referimos a Agustín de Iturbide, también conocido como el Dragó de Hierro.
Agustín de Iturbide fue el artífice del Plan de Iguala, un ideario político social, que entre otras cosas señalaba: Que en la nueva nación, sin distinción alguna de europeos, africanos, ni indios, son ciudadanos de esta monarquía con opción de todo empleo, según méritos y virtudes; Las personas y sus propiedades serían respetadas y protegidas por el gobierno, el clero secular y regular se conservaría en todos sus fueros y preeminencias. Una junta cuidará de todos los ramos del Estado; Existirá un ejército protector, denominado de las Tres Garantías. Con este Plan se buscaba la uniformidad de sentimientos y la unión de todos los mexicanos, como bandera de la nueva nación, se adoptó la enseña tricolor, que hizo jurar a sus soldados el 2 de marzo de 1821 con el simbolismo de las Tres Garantías: Religión, Independencia y Unión.
Así, mediante este ideario político cuyo objetivo fue lograr la independencia de la Nueva España con el mínimo derramamiento de sangre, lo cual se consiguió en poco menos de un año, del 24 de febrero al 27 de septiembre, para entrar posteriormente en forma triunfal a la capital de la Nueva España que después cambiaría el nombre por el de México.
Ahí, en ese día glorioso, Iturbide se dirigió a la multitud con estas palabras:
<<Ya me veis en la capital del imperio más opulento sin dejar atrás ni arroyos de sangre, ni campos talados, ni viudas desconsoladas, ni desgraciados hijos que llenen de execración al asesino de sus padres… Se instalara la Junta, se reunirán los cortes… yo os exhorto a que olvidéis las palabras alarmantes y de exterminio y sólo pronunceis las unión y de amistad íntima… Contribuid con vuestras luces y ofreced materiales para la elaboración de nuevas leyes, pero sin la sátira mordaz ni el sarcasmo malintencionado>>.
Esta es la crónica de una etapa que al poco tiempo quedaría derrumbada por la ambición y el Destino Manifiesto de una nación vecina que al calor de las traiciones e intereses particulares palió ese sueño inicial junto a la imagen del Libertador.
La otra estrofa eliminada del Himno fue dedicada a su Alteza Serenísima, pero esto será otra historia….