Los fotógrafos que viven para siempre

No hay poder sobre la tierra superior a la fuerza del alma popular. Solo el pueblo sabe, quiénes de sus semejantes deberán inmortalizarse en la memoria colectiva.

Dos fotógrafos tepicenses, Martín Martínez Haro, y Juan Manuel Lozano Sanjuán, viven en el pecho y en la frente del futbol amateur, propiamente en las camisetas, las gorras, y los banderines del Club Atlético Constitución.

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En el verano del año 1989, Martínez Haro y Lozano Sanjuán murieron en el cumplimiento de su labor profesional, al caérseles encima las torres del alumbrado del estadio Olímpico, ante el angustiado testimonio de varios cientos de futbolistas, familiares, amigos y directivos.

Martín y Juan Manuel fueron machacados por una estrepitosa mole de acero que como manaza los desfiguraba contra la pista de atletismo.

Muy cerca de ahí, un grupo de niños portaba unas cartulinas deletreadas con crayón, con la leyenda del naciente Club Atlético Constitución, proveniente de la colonia Nueva Constitución, ubicada en el rumbo de las calles de Rayón y Pedraza.

Frente al contingente del mencionado equipo, estaba nuestro amigo de toda la vida, el inquieto José Luis Varela, en ese entonces empleado de gasolineras.

Al verse la tragedia tan cerca, no quedó otra que colocar las cartulinas del Club Constitución encima de los cadáveres de los fotógrafos caídos. Este hecho marcó el génesis del Club Constitución, que tomó como un símbolo de gloria las dos cruces que ensangrentadas y fúnebres, se inscribieron para siempre en los escudos del equipo, que ya lleva 25 años de logros, más de doce campeonatos en distintas categorías, y varios prospectos que han emergido del club y se enlistan en empresas futbolísticas del nivel profesional.

¡Aquí los traigo, aquí, en el pecho!… y en la frente también

José Luis Varela, moreno y cincuentón, es conocido en el ambiente del futbol amateur así, como `Varela´; otros le decimos “El Borrego”, dada su apariencia semicanosa, cuerpo medianamente robusto, y muy hiperactivo. Buen gasolinero de su tiempo, luego taxista, hoy es tianguista y feliz padre de familia. Difícilmente pierde el buen humor.

Es asiduo a clubes recreativos. Y en una plática entre amigos, alguien toca el tema de las más recordadas tragedias citadinas. No faltó la mención de los aplastados por las torres del estadio, y de inmediato José Luis Varela, apunta con sus dos manos en su propio pecho, mostrándonos la camiseta de su equipo, y clavándose los dedos índices de sus manos, para ser más explícito:

¡Aquí los traigo!, ¡Aquí, en el pecho!- casi nos grita.

Nosotros dudamos un poco de la euforia del amigo “Borrego”, porque no entendíamos tan mímico mensaje.

Fue entonces que se toma la camiseta como Juan Diego su ayate, y, ya con calma, hace resaltar que en el dibujo del escudo del Club Atlético Constitución, que él mismo diseñó, Varela nos indica que hay dos banderines ondeando y al centro de cada uno de ellos, se inscribe una cruz simple, en rayas entrelazadas de color negro, esto es, de luto.

Los dedos de Varela son rápidos y fonomímicos. Velozmente se trasladan a la frente, porque en la gorra hay el mismo escudete, con ambas cruces también en el logotipo. Los traigo en la memoria también, -dice, poniendo su mano en la visera de la cachucha rotulada, refiriéndose a los eternamente recordados fotógrafos caídos-.

De ahí, vino la explicación a detalle, y cómo los padres de familia, de aquel primer equipo del torneo Al Agua Patos, deliberarían y quedarían de acuerdo en tomar como símbolos de Victoria y Honor a Martín Martínez Haro y a Juan Manuel Lozano Sanjuán.

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