Por Daniel Aceves Rodrìguez
el mes de septiembre ha sido considerado como un mes patrio, ya que en él se presentan fechas significativas para la historiografía de la Nación, fechas que se trasladan desde nuestro inicio como país libre hasta momentos de triste memoria como la guerra injusta y desigual que nos hizo perder más de la mitad del territorio, un mes variopinto con fechas de júbilo, otras de intenso heroísmo, de leyenda y simbolismo, guerras también con olor a derrota y sabor de acíbar que se van quedando como cicatriz dolorosa y melancólica en la memoria de un pueblo que permea un linaje de honor y gloria, por esta razón es menester traer a la mente algunos pasajes de este importante mes.
Hace 213 años, en Nueva España, se iniciaron las luchas por nuestra independencia política cuando, delatada la conspiración de Querétaro, llego a oídos del cura Miguel Hidalgo y Costilla la posible acción que las tropas virreinales podrían tomar la decisión de levantar al pueblo en armas la madrugada del 16 de septiembre 1810, para salir de ahí hacia Atotonilco, Guanajuato, lugar donde tomó como estandarte la imagen de la Virgen de Guadalupe, continuando hacia Guanajuato, de esta ciudad se encamina hacia la capital del reino de la Nueva España, ciudad de México y ya cercano al lugar se regresa, situación que ha quedado como una de las grandes contradicciones de nuestra historia.
Regresa a Guanajuato, se encamina a Valladolid para de ahí dirigirse a Guadalajara, donde entre otras cosas declara abolida la esclavitud. Al verse casi cercado por las tropas realistas del general Félix Calleja, en la batalla del Puente de Calderón sufre una derrota, que lo inclina a tomar rumbo hacia el norte, pero en Acatita de Baján es tomado prisionero, llevado a Chihuahua y ahí junto con su grupo de seguidores, es juzgado, condenado a muerte y fusilado en 1811.
El cura José María Morelos y Pavón toma el revelo de esta lucha por la independencia. A diferencia de Hidalgo, cuenta con una estrategia más clara de lo que es la lucha armada y de 1811 a 1815, junto a sus dos “fuertes brazos”, Matamoros y Galeana, representan la posibilidad de llevar a buen puerto la empresa que iniciaron, sin embargo, después de diversas batallas es tomado prisionero, juzgado y fusilado en San Cristóbal Ecatepec.
Con la caída del siervo de la Nación, la independencia quedaría relevada al que llegaría hacer el libertador don Agustín de Iturbide quién con Vicente Guerrero consuma esta 11 años después de su inicio, por lo que ahora cumpliremos 193 años como país independiente.
El movimiento trigarante o de las Tres Garantías: Religión, Unión e independencia se simbolizó en nuestra Bandera Nacional creada por el mismo Iturbide y su escudo evolucionaria desde las tres estrellas situadas cada una de las tres colores de la España Nacional, hasta el águila imperial de frente y coronada, hasta el águila sin corona en el porfiriato, llegando al perfil que está en la actualidad en el centro de tres franjas.
Así, el 27 de septiembre de 1821 es consumada la Independencia de México y un día después una junta provisional declara constituido el gobierno mexicano en base al Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba.
Una vez constituido se designa a don Agustín de Iturbide primer jefe del Ejército Imperial de las Tres Garantías y presidente de la regencia con el título de majestad. Así nació nuestra Patria. Meses después, el 5 de enero de 1822 las provincias centroamericanas deciden unirse a México, quedando bajo el imperio de Iturbide una extensión aproximada de cinco millones de kilómetros cuadrados, incluyendo a casi toda Centroamérica y los actuales estados de Arizona, California, Nevada, Utha, Texas y parte de Colorado y Wyoming.
Esta era la rica patria que nos legaron nuestros ancestros, tierras de héroes y riquezas naturales que toma en el mapa “forma de sirena en las espumas”.
Sabido en que al poco tiempo la vorágine de odio y ambición extranjera se abalanzó sobre este naciente país, y trajo como consecuencia la separación de Centroamérica, la Fundación de la Primera República Federal, la pérdida de Texas y en 1848 con los Tratados de Guadalupe Hidalgo la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio.
Doloroso fue para nuestra Patria lo ocurrido en los primeros años de su vida independiente, sin embargo, el legado de nuestra Independencia debe servir para infundirnos de patriotismo y civilidad que deberemos llevar cada uno en el corazón y esparcirlo en cada acto de la vida.
El recuerdo de la decisión y valor de Hidalgo, Allende, Aldama, Morelos, y tantos otros héroes que evidenciaron su amor por la Patria y cuya memoria debe servir de ejemplo a las nuevas generaciones para que con mayor empeño y dedicación venzan todos los obstáculos que día a día intentan entorpecer su camino al bien, y orientar su vida hacia metas nobles, teniendo siempre en perenne mensaje de estos grandes hombre que en estos días de septiembre son recordados con respeto y honor.