Caldero Político
En el 2016 ya suman 27, cinco más que el año pasado. Para no variar, todos ellos juntos acumulan activos ($$$$$) por 169 mil millones de dólares.
Es decir, el número de multimillonarios mexicanos subió 23 por ciento, al pasar de 22 a 27 y sus cuentas bancarias ya representan 32 mil millones más con respecto a los 137 mil millones de 2013, lo que ubica a México como un país de magnates súper millonarios, sin añadir a dos que tres ex gobernadores que se colocan en esa lista ‘gracias’ a sus pillerías y arañazos presupuestarios.
Muchos pobres, pocos multimillonarios
En la ciudad de México viven Carlos Slim Helú, Germán Larrea Mota-Velasco, Alberto Bailléres González, Ricardo Salinas Pliego (de TV Azteca) y Eva Gonda Rivera (Grupo Femsa). Por ahí anda Emilio Azcárraga en los linderos.
Pero a decir verdad, esto no fuera nada extraordinario si en el país no existieran más de 60 millones de personas en pobreza. Y lo más grave es que en México aumentó el número de multimillonarios al tiempo que las cifras oficiales revelan que también ha crecido el número de personas en situación de pobreza. Mientras que en 2010 existían 52.8 millones de personas en pobreza para este año la cifra ronda en los 60 millones de personas.
Sin embargo, según cifras oficiales para desmentir a los ‘catastrofistas’, “el nivel de pobreza extrema se redujo, de 13 a 11.5 millones”, datos que habrá que investigar.
Nula distribución de la riqueza
Definitivamente la brecha tan marcada entre ricos y pobres se debe más que nada a que la riqueza está concentrada en muy pocas manos. En México existen 118 millones 397 mil habitantes, de los cuales hay un multimillonario por cada 4 millones 385 mil 74 habitantes.
Para aminorar la pobreza en los últimos 26 años el gobierno federal se ha dedicado a crear programas sociales para combatir la pobreza. De “Solidaridad”, con Carlos Salinas de Gortari, pasando por “Oportunidades”, se presentan diversos esquemas. Ahora, el principal programa gubernamental para abatir la pobreza se llama “Prospera”, según lo anunció el Presidente Enrique Peña Nieto, esperándose que, ahora sí, a los pobres, les haga justicia la revolución.
En tanto, es una mentada de madre que mientras algunos jefes de familia se parten el alma tratando de sacar el sustento para sus hogares, cada segundo, cada minuto, esos multimillonarios siguen acumulando riquezas gracias a las facilidades que les otorga el sistema político, a sus maniobras financieras y a la impunidad en la que se desenvuelven.
Mayor desigualdad no puede haber en México, aún con revoluciones, guerras de independencia y todos esos movimientos sociales. Necesitamos un país justo, equitativo, donde las leyes se respeten y todos tengamos acceso a los beneficios del progreso, no a las migajas o a las limosnas oficiales.
