Con dos goles de Oribe Peralta ante Brasil en la Final, Wembley fue el escenario perfecto de un sueño tricolor
Hay un momento de la historia del futbol mexicano que literal está escrito con letras de oro, pues de ese metal fue la medalla que la Selección Sub 23 ganó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Ni el mejor guionista mexicano pudo haberse imaginado un momento como aquel que se vivió en uno de los tres recintos más importantes en el mundo cuando de futbol se trata: el mítico Estadio de Wembley. Además, teniendo como rival nada más y nada menos que a Brasil.
La escuadra de Luis Fernando Tena llegaba como víctima a la definición del torneo, ya que la plantilla del ‘Scratch Du Oro’ contraba con Neymar, Marcelo, Hulk, Thiago Silva, Oscar, Lucas Moura, Alex Sandro, Danilo y Pato, por mencionar a algunos.
Pero en esta ocasión México contó con la suerte que siempre juega en contra, pero sobre todo tuvo el temple y la convicción de que tenían la calidad y capacidad para proclamarse como los mejores en una competencia, que si bien se juega con futbolista menores de 23 años, se trata de jugadores que ya compiten al máximo nivel, por lo que la exigencia y el mérito son enormes.
Oribe Peralta fue el responsable de guiar la hazaña nacional al marcar el doblete con el que a la postre el Tricolor derrotaría al conjunto brasileño. El primero cayó gracias al ímpetu con el equipo saltó a la cancha y la intensidad provocó un error en la zaga rival que finalizó con un disparo inesperado de media distancia del Cepillo.
Los siguientes 75 minutos fueron una disputa aguerrida de un lado a otro, en donde los guardametas siempre supieron responder, hasta que en una jugada a balón parado, Peralta puso el tanto que sentenció el partido. Hulk recortó la distancia y Brasil presionó hasta agotar los últimos tres minutos, pero el Tri resistió.