Muere Orestes Miñoso

El cubano Minnie Miñoso, que bateó un jonrón de dos carreras en su primer turno al bate cuando se convirtió en el primer pelotero latino negro de Grandes Ligas en Chicago en 1951, falleció este domingo, informó el forense del condado Cook.

La oficina del forense no ofreció de inmediato más detalles. Existen algunas dudas sobre su edad, pero el equipo dice que tenía 92 años.

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Miñoso debutó en las Grandes Ligas con Cleveland en 1949 y fue enviado a Chicago en un cambio entre tres equipos dos años más tarde. Hizo su debut por Chicago el 1 de mayo de 1951 y jonroneó contra el derecho de los Yanquis Vic Raschi en su primer turno.

Considerado el primer astro hispano negro de las mayores, fue un habanero que se pasó la mayor parte de su carrera en el jardín izquierdo. Es uno de apenas dos jugadores en jugar en un partido de Grandes Ligas en cinco décadas diferentes. Tuvo su último hit en 1976 a la edad de 53 años y se fue de 2-0 en 1980 en un partido con los Medias Blancas, que trataron infructuosamente durante años de conseguir el ingreso del cubano al Salón de la Fama.

“Mi último sueño es estar en Cooperstown, con esos jugadores”, dijo Miñoso en ese paquete distribuido en el 2011 por los Medias Blancas. “Quiero estar allí. Es el sueño de mi vida”.

Miñoso bateó .298 en su carrera,, con 186 carreras y 1.023 empujadas. El veloz Miñoso además encabezó la Liga Americana en triples y robos de bases tres veces.

Miñoso jugó solamente en nueve partidos en su primera presentación con los Indios, pero despegó cuando fue enviado a Chicago en 1951. Comenzó con un jonrón contra los Yanquis en su primer turno con los Medias Blancas y bateó .375 en sus primeros 45 juegos con el equipo.

Miñoso finalizó esa campaña con un promedio de .326, con 10 jonrones y 76 empujadas en 146 partidos con Cleveland y Chicago. Tuvo además 14 triples, mejor en ambas ligas, y 31 robos, líder en la Americana.

Fue la primera de ocho campañas del cubano con al menos .300 de promedio. Tuvo además cuatro campañas con al menos 100 empujadas.

“Tengo el béisbol en la sangre”, dijo una vez. “Es lo único que he querido hacer siempre”.

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