Fue el pasado 31 de enero de 2015 cuando Bobbi Kristina Brown, hija de la fallecida cantante Whitney Houston, fue hallada inconsciente en la bañera de su casa en Roswell, Georgia. A partir de ese momento la joven de 22 años luchó por su vida y estuvo rodeada por su familia más cercana.

La hija única de la famosa intérprete de ‘I Will Always Love You’ estuvo hospitalizada en estado crítico, fue conducida al coma y los doctores fueron intentando devolverle poco a poco la consciencia.

Cuando Bobbi cumplió tres meses en coma, la evolución era poca, sin embargo, su padre, Bobby Brown, declaró en un concierto en Dallas, Texas, que “Bobbi está despierta y me está viendo’, a lo que el público reunido gritó de emoción.

Para el mes de abril la familia de Kristina estaba más tranquila, pues había signos de mejoría, ya que se confirmó que podía respirar por su cuenta aunque conservaba la traqueotomía que le habían practicado. Sin embargo, Cissy Houston, abuela de Bobbi, aseguraba que su nieta presentaba “daño cerebral global irreversible”.

A los cinco meses la joven fue trasladada a un centro de hospicio. “A pesar de la gran atención médica que hay en numerosos lugares, su condición ha continuado deteriorándose”, por lo que Brown, padre de Bobbi, destacaba: “Ahora ella está en manos de Dios”.

El pasado 17 de julio una carpa blanca y un carro fúnebre en la puerta trasera del centro médico Peachtree Christian levantó las alarmas sobre la posible muerte de Bobbi Kristina y por desgracia este 26 de julio se confirmó el deceso.