Se niegan a pagar indemnización por el usufructo de la imagen de Sandra Ávila Beltrán, quien sostiene que su historia se usó para dar vida al personaje de Teresa Mendoza en “La Reina del Sur”.
La disputa que libra Sandra Ávila Beltrán, mejor conocida como «La Reina del Pacífico”, en contra de Netflix y Telemundo por las ganancias de la serie “La Reina del Sur” parece que va para largo.
La narcoserie, que catapultó la carrera de la actriz Kate del Castillo, en el papel de Teresa Mendoza, fue llevada a la pantalla por Telemundo en 2011 y pronto se transformó en un éxito rotundo que se multiplicó gracias a Netflix.
Aunque el autor de la novela homónima de 2002, el español Arturo Pérez-Reverte, nunca ha confirmado que la obra esté basada en la historia de Ávila Beltrán, ella alega que la serie “es una afectación directa a su imagen”, y exige como indemnización el pago de hasta 40% de las ganancias que ha generado la transmisión de la serie a lo largo de la última década.
En octubre se estrenará en Netflix la tercera temporada producida por Telemundo y según el periódico Milenio, Ávila Beltrán ha iniciado un proceso administrativo ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) en contra de ambas empresas por el uso de su imagen sin su consentimiento. «Dichas empresas (…) actuaron de manera dolosa, con la intención de desprestigiarme y en base a ello obtener un lucro económico», habría expuesto Ávila Beltrán ante el IMPI.
De acuerdo con el diario mexicano, Telemundo y Netflix no estarían dispuestas a pagar la indemnización y han contratado a un prestigiado despacho de abogados en México para librar la batalla, argumentando que “por ser un personaje público, la ‘Reina del Pacífico’ no tiene derecho sobre su imagen y tampoco puede reclamar algo de lo que carece, mientras que la serie «La Reina del Sur» debe ser vista como un ejercicio periodístico”.
Los consorcios señalan que es de interés público hablar sobre una persona vinculada por las autoridades a “un delito que provoca violencia e incontables víctimas en nuestro país” y que las narcoseries están amparadas en la Constitución como un ejercicio de libertad de expresión.
Sandra Ávila Beltrán se encuentra en libertad desde febrero de 2015 tras pasar siete años encarcelada en Estados Unidos. Se la vinculaba con los narcotraficantes más importantes y se le acusaba de ser parte de las redes de tráfico de drogas entre los dos países, pero su poder en el mundo de los mayores capos nunca pudo ser realmente comprobado en los tribunales. En Estados Unidos llegó a un acuerdo judicial y en México fue liberada luego de que un juez revocara la única sentencia en su contra, por lavado de dinero.