El realizador mexicano Nicolás Echevarría dijo que siempre ha pensado que el documental es algo increíble, que uno nunca hace lo que piensa que hará, aunque se lleva un proyecto; a veces las cosas no salen como se quiere y otras son mejores de lo que se espera.
Durante la continuación de Ciclo de Conferencias Magistrales «Encuentro con los Premios Nacionales», en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el músico, pintor, productor, director, guionista y fotógrafo, compartió su experiencia como documentalista y presentó algunos de sus trabajos.
Tal fue el caso de «Judea: Semana Santa entre los coras», así como dos fragmentos de una documental con María Sabina durante una ‘sesión’ con hongos alucinógenos, y otros sobre Tarahumaras.
Convencido de que las circunstancias definen lo que uno hace, el autor de filmes como «Cabeza de vaca» y «Vivir mata», charló ante un público atento, que escuchó cómo se introdujo en el mundo del cine, al tiempo que hizo un repaso por los temas que le han apasionado como documentalista, el central: los indígenas.
Recordó que en 1979 trabajó en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, de lavaplatos en un restaurante y luego de mesero, y durante esos años fue socio del Museo de Arte Moderno de esa urbe, espacio en el que un día alguien llamado José Soltero le dijo que fuera cineasta porque «contaba buenas historias».
«Me dijo que era un buen contador de historias y pasado el tiempo me regaló una cámara, y me dijo que sería mi padrino y que me financiaría mi primera película. Entonces, ese restaurante tenía forma de barco, y asistía todos los días vestido de marinero para cumplir con la atmósfera del lugar y cuando llegué un día estaba cerrado porque había una crisis de hepatitis», rememoró.
Por ello, «fui con un doctor y en su vestíbulo me topé con una revista y al ojearla vi unas fotos y parecía África, pero no, era la Semana Santa en mi pueblo, y yo nunca sabía qué era lo que hacían en la Sierra de Nayarit, entre huicholes», relató con asombro.
Refirió que estando en dicho consultorio, conoció por accidente a Yoko Ono y John Lennon. «Yo iba vestido de marinero y ellos, medio ortodoxos, nunca se hablaban, sólo se tomaban de la mano y se cruzaban las manos; y entonces a partir de ese momento, decidí regresar a mi estado natal, Nayarit, donde filmé la Semana Santa entre los coras, en 1974», acotó.
Más tarde, el realizador hizo una breve presentación del documental «María Sabina, Mujer Espíritu», de 1979, y uno más sobre Tarahumaras.
Nicolás Echevarría nació en Tepic, Nayarit; recibió el Premio Nacional de Artes y Literatura 2017 en el campo de las Bellas Artes. Realizó estudios de arquitectura en Guadalajara y música en el Conservatorio Nacional de Música, y entre otros galardones, ganó el Premio Ariel de Plata por el cortometraje Teshuinada.