El filipino no pudo noquear al ‘Desert Storm’, pero mostró un mejor boxeo y los tres jueces calificaron 116-110

No fue el adiós ideal, pero Manny Pacquiao volvió a demostrar que es, o fue, una de las figuras más grandes del boxeo mundial.
El filipino subió por última vez a un encordado y consiguió la victoria por decisión unánime sobre Timothy Bradley, tras brindar una gran pelea a lo largo de los 12 rounds en el MGM Grand de Las Vegas.
Era la tercera vez que el filipino chocaba contra ‘Desert Storm’: cayó en la primera y se impuso en la segunda, pero ésta, al ser su despedida, iba a ser mucho más especial, por lo que prometió noquear al estadounidense.
‘Pac-Man’ se mostró impetuoso desde el inicio, con mayor convicción que Bradley, y a punto estuvo de cumplir con su promesa en dos ocasiones. En el séptimo asalto, una serie de golpes aturdieron al norteamericano y fue al suelo por primera vez. «En realidad no fue KO, me desbalanceé porque me jaló con su izquierda», justificó Timothy al término de la pelea.
Sin embargo, para el noveno, Pacquiao vio la guardia baja de su contrincante e impactó su rostro con una potente izquierda, mandándolo al piso por segunda ocasión, para que el réferi hiciera el conteo de seguridad.
«Estuve buscando un KO, pero Bradley es un gran boxeador y no pude conseguirlo. Es un buen boxeador, es un Campeón. No fue fácil esta noche», reconoció el llamado ‘Devorador de Mexicanos’ tras la reyerta.
Timothy respondió con golpes al cuerpo, quiso ir al frente pero Manny supo esquivarlo y controlar mejor el pleito. Al final, los jueces determinaron al ganador con un triple 116-110 a favor del nacido en Filipinas, quien se quedó con el título Welter vacante de la OMB en su despedida del boxeo.
«Tengo un compromiso con mi familia. Me voy a retirar después de esto. Disfruto estar aquí, pero es momento de irme», expresó tras su victoria. Una digna despedida, para un eterno monarca.