El retorno de algunos jóvenes de la generación millennial a la casa de sus padres a causa de la crisis por la pandemia de covid-19 ya comenzó.
La contingencia les está pegando de tal manera que les es imposible sostener el pago de una renta, porque se quedaron desempleados o les redujeron el salario.
Fueron golpeados por la crisis de 2008-2009. Hoy, la pandemia los está noqueando.
Con mucho esfuerzo lograron abrirse camino para independizarse de sus padres, pero el covid-19 los obligó a retroceder.
“El riesgo como país es que estamos echando a la basura lo que llamamos bono demográfico, porque estos jóvenes que hoy están regresando a casa de sus padres son personas altamente formadas, tienen un nivel superior. Entonces, se invirtió en su educación y no se van a explotar de manera adecuada sus capacidades y esto va a impactar en el crecimiento económico del país. En el mediano plazo, esto va a estar desincentivando a los jóvenes para seguir estudiando, lo que puede devenir en un mayor crecimiento de la delincuencia. Para ellos implica un sentimiento de frustración por no haber logrado su sueño o porque su sueño se trunca”, advirtió Carlos Alberto Jiménez Bandala, especialista e investigador en economía de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.
Hace un mes, Excélsior publicó que el grupo más afectado por la pandemia de covid-19 sería el los millennials, —jóvenes nacidos entre 1981 y 1996— pues exacerbaría su ya de por sí condición precaria. El efecto, en plena fase 3 de la contingencia, ya comenzó.
“Ésta es la peor crisis de toda la historia del capitalismo, para que podamos dimensionarla. No tiene comparación y no va a tener comparación con la de 2009, la de 1994, o la de 1929, y en una crisis siempre los primeros afectados son los más vulnerables, que en este caso son los jóvenes. Es una cuestión estructural en la que la parte más débil o la parte más precaria de los trabajos la tienen ellos. Si es difícil para el mexicano promedio tener ahorros, para los millennials es mucho peor y las condiciones como las que hoy tenemos, en las que el nivel de costos de renta de vivienda es demasiado alto, se convierten un impedimento total para que estos jóvenes puedan independizarse”, dijo el investigador de La Salle.
En entrevista, refirió que los últimos datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) confirman que la tasa más alta de desempleo está entre los jóvenes, pero además jóvenes con educación media superior o superior.
“Para darnos cuenta de lo alarmante que es, existe una tasa de desocupación de 40%, entonces, mientras el desempleo general está en 3.3%, el desempleo por estratos, por edades y por nivel de formación alcanza 40% en jóvenes que concluyeron su preparatoria y su nivel universitario, pero a eso hay que sumarle que de los seis de cada 10 jóvenes que sí tienen empleo, 70% no tienen un buen empleo, ahí es donde más se concentra la precariedad”, explicó.
De acuerdo con datos del Inegi, los millennial representan 46% de la población ocupada en el país; la mitad de ellos gana hasta tres salarios mínimos, mientras que sólo 4% percibe más de cinco salarios mínimos al mes.
“Tampoco estamos dándoles oportunidades intergeneracionales de salir de la pobreza, esto es complicadísimo para el país, pero tampoco es una cuestión particular de México, es algo que se viene dando en todo el mundo y que desde los años 90, cuando se presentó el informe del gobierno español Petras, se advierte, por primera vez, que las nuevas generaciones iban a vivir cada vez peor que las anteriores. Veníamos de un proceso de crecimiento en el que el hijo vivía mejor que el papá y ahora no, el hijo vive peor que el papá y tiene incluso que depender de él; eso hace que las nuevas generaciones se vuelvan muy dependientes, se vuelvan incluso incapaces de desarrollar económicamente su entorno”, alertó.
Por si fuera poco, agregó el investigador, los jóvenes que logren insertarse al mercado laboral durante estos tiempos de crisis tendrán un poder adquisitivo 30% menor, comparado con quienes ingresan en condiciones económicas más favorables, y no podrán reponerse jamás.
“Así que, de alguna manera, están condenados a tener condiciones muy malas de trabajo y estas diferencias, lejos de irse acortando entre una generación y la otra, se van ampliando, de tal suerte que se van acumulando procesos de degradación; el joven que ingresó a laborar en época de crisis se va empobreciendo, no tiene aumento salarial, debido a eso se hace muy vulnerable y, en otra crisis económica, definitivamente es desplazado completamente del mercado, son el eslabón más débil”, concluyó.
CAMBIAN VALORES Y PRIORIDADES
Debido a la pandemia, los millennials están transformando sus valores iniciales, revelan encuestas y analistas, ya que, ahora, los jóvenes y jóvenes adultos de entre 26 y 39 años, hablan de ahorrar, tienen preocupación por sus pagos a plazos, estrés por la situación económica venidera y el cambio en sus hábitos.
Mientras entre 35 y 50% dejó de buscar departamentos y casa habitación para rentar, y algunos han tenido que regresar a casa de sus padres, 44% dice que tiene que ahorrar para el futuro, y el mismo porcentaje menciona que ya está utilizando sus ahorros durante esta contingencia.
Armando Mora, académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana, comentó a este diario que, basado en las encuestas semanales de la empresa Ipsos, el estrés más alto para este grupo de edad se presentó a fines de abril y principios de mayo, porque “los millennials ven las cosas muy negras”, además de que están abandonando valores como el cuidado ambiental, ya que están privilegiando la salud y descuidando la disminución en el uso de bolsas y empaques de plástico.
El académico explicó que el tema de hoteles, restaurantes y cafeterías parece que es un punto al que no se está poniendo atención “por la situación que estamos viviendo, pero es un tema emocional muy duro para este grupo social, tanto por poder adquisitivo, porque vienen ingresos por parte de ese sector, pero también desde el punto de vista emocional”.
Lo anterior porque, antes de la pandemia, 74% de los millennials encuestados por la empresa Ipsos acostumbraba salir a comer, pero, ahora, este porcentaje se redujo a 3%, además de que muchos de ellos obtienen sus ingresos de este tipo de negocios.
En adición, 52% dijo que espera que el costo de vida será más alto al finalizar la contingencia y 56% opina que su situación económica será peor que la actual.
“56% está preocupado por el futuro y casi 70% piensa que el panorama será terrible”, señala el académico de la UP.
En el tema económico, Mora Téllez refiere que hay preocupación por pagos a largo plazo, “podría inferir que estos sistemas de pagos a 12 y 18 meses, a los que estaban abiertos, ahora 50% de los encuestados están preocupados y 44% ya está utilizando sus ahorros para transitar la pandemia, esto en la encuesta de la cuarta semana de abril”.
Además del cambio en hábitos económicos también se ha transformado la prioridad en los valores con los que estaban comprometidos.
“Antes de la pandemia había una situación de no usar bolsas de plástico, empaques. Empezamos a notar que, con todo este estrés, la gente le bajó un poco a este ímpetu y entonces está regresando a usar bolsas desechables, aunque contamine al planeta, pero dicen ‘primero está mi salud’”, apuntó Armando Mora.
Entre otras cosas, los millennials pasaron de utilizar las plataformas de videoconferencias de 4 a 31%, el estudio en línea creció de 20 a 40% y quienes preferían YouTube, Netflix y otras plataformas con programación, pasaron de 30 a 60 por ciento.
En conclusión, el académico de la UP refiere que “empiezan a crearse nuevos rituales, fiestas por computadora, y reuniones familiares… La generación Zeta está más preocupada por la humanidad, los millennials y Generación X están más preocupados por la situación económica, los millennials dejaron de ser millennials cuando tuvieron hijos.”