El papa Francisco realizó una audiencia pública al aire libre luego de seis meses de restricciones por la pandemia de coronavirus.
“Después de todos estos meses, retomamos nuestro encuentro cara a cara y no pantalla a pantalla”, celebró el jerarca católico.
Desde marzo pasado, la Santa Sede determinó transmitir por video las audiencias que realiza el jerarca cada miércoles.
“¡Es hermoso!”, declaró el Papa, visiblemente emocionado ante unas 500 personas presentes.
Luego de haberse tomado la temperatura, los asistentes se dirigieron al patio de San Dámaso, donde se recibe habitualmente a los jefes de Estado, pasando por una escalera de mármol del palacio pontificio frente a los guardias suizos.
Se trata de un espacio más reducido y con menor capacidad.
Durante la ceremonia, los creyentes portaron cubrebocas.
Cada uno ocupó una de las 500 sillas instaladas a distancia entre sí, en dos zonas separadas por una especie de amplio pasillo que fue destinado al papa.
Sin mascarilla, el papa argentino resistió la tentación de acercarse.
Sin embargo, al final de la audiencia bendijo de cerca a tres parejas de recién casados.
Francisco estrechó la mano a los obispos o abrazando a un sacerdote de Líbano, cuya bandera nacional había bendecido antes de leer un largo mensaje de apoyo a ese país.
“La epidemia actual ha puesto en evidencia nuestra interdependencia, todos estamos ligados. Para salir de esta crisis mejores que antes, debemos hacerlo juntos, todos nosotros, en solidaridad”, subrayó el papa.
Los asistentes expresaron su emoción al presenciar en vivo un discurso de Francisco.
“Sola en casa delante de la televisión, no tiene nada de comparable”, confesó Ana, una estudiante de 33 años.