Partidos controlan la vida nacional

Caldero Político

Lo que se sospechaba está sucediendo en el país. México  es el  escenario propicio para la lucha por el poder representándose entre los partidos; la mira es la Presidencia de la República y  el resto de posibilidades no importan, son solamente escalones que uno a uno llevan a los políticos de siempre, a la cima del poder.

Publicidad

Señalamos aquí, hace tiempo, la desmedida intención de los partidos para influir en los nombramientos de los consejeros del Instituto Nacional  Electoral y en las oficinas existentes en los estados, como se ha visto. Ellos propusieron, pusieron y quitan cuando les viene en gana, apoyados en el Senado o en los congresos estatales.

Vemos así en todo el país, consejeros con claras tendencias partidistas e inclinaciones para favorecer a éstos, en lugar de representar a la democracia o a la sociedad. Y a eso hay que agregar la convenenciera intervención de los diputados de los partidos al hacer y modificar leyes que más que nada garantizan  la permanencia y la vida eterna de los partidos antes de dejar que la sociedad tome control de las elecciones. Más de lo mismo. Acomodan cifras y porcentajes a su modo, organizan elecciones ad hoc, para repartir el pastel equitativamente para que a todos los toque alfo, dejando las figuras que le corresponden al pueblo, abajo, muy debajo. La partidocracia domina y por eso vemos saqueos, latrocinios y violaciones a la ley, todos los días, donde los políticos gozan de protección e impunidad al más puro estilo gansteril. Unos políticos corruptos se van y otros regresan diciendo que tienen las manos limpias cuando sus antecedentes los ubican como salteadores de caminos y pillos. Todos son iguales y costados con la misma tijera.

Dicen los expertos que en el  fondo es algo simple. Los partidos influyen tanto en la vida nacional que quitan la independencia al INE, controlan los gobiernos, los poderes legislativo y judicial, los ayuntamientos y hasta las universidades. Se pierde todo lo ganado en la  democracia, si es que hubiera algo, cuando los partidos asumen con más fuerza la rienda y el control del país,  viéndose rumbo al 2018.

En México, todo es para los partidos y nada para el pueblo. Incluso, durante las campañas políticas los medios de comunicación han sido dominados y la libertad de expresión acotada por leyes que maniobran y manipulan hasta a la opinión pública, simulando democracia pero fijando límites de ‘hasta donde se puede llegar’, y punto.

“La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado”, dice la Constitución en su artículo Sexto, pero en México este deseo es letra muerta porque las empresas de medios, los concesionarios o los dueños son sometidos al rigor del INE o el gobierno, y tienen que ‘bajar’ esas determinaciones hacia sus trabajadores o empleados, los cuales por razones que todos sabemos, deben de acatar.

“Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquiera materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como instrumento del delito”.

En estos momentos estamos  en presencia de una auténtica y real lucha por el poder, rumbo al 2018, no diferente a la que se dio en otros períodos de la historia mexicana, en la Independencia y en la Revolución.

Otra vez tenemos gobernantes ciegos. Este país parece que no produce gobernantes capaces, por lo que no distinguen entre libertad y democracia con dictadura o monopolios políticos. Por eso cada día vamos para atrás, aunque nos endilguen dulces frases de que ‘la democracia ganó’ o que el ‘pueblo decidió’.

Publicidad