Luego de una jornada de entre ocho y 12 horas, cuando los médicos y enfermeras de las áreas covid-19 se despojan de sus equipos de protección, su facha parece más la de un enfermo que la de un profesional de la salud. Despeinados, deshidratados, cubiertos con frazadas para evitar enfriamientos y con una colección de lesiones en la cara, el personal de salud acusa un cansancio severo, a más de cuatro meses de iniciada la batalla contra el coronavirus en México.
“El personal de salud se encuentra agotado. ¿Que si tenemos pesadillas? Desde luego que tenemos pesadillas”, contesta sin dudar José Antonio Ruiz, jefe de medicina interna y terapia intensiva del Hospital Nicolás San Juan, en Toluca, Estado de México, en entrevista para Imagen Noticias, con Ciro Gómez Leyva.
Las pesadillas, explica, se presentan de manera constante y en forma de preguntas. ¿Me voy a infectar? ¿Me tendrán que intubar? ¿Me voy a morir? “Es fatigante. No descansa uno. Aun durmiendo, no descansa uno”.
El personal de salud está agotado y la propensión a que su salud mental se vea afectada es una realidad.
Según un estudio del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, cinco de cada 10 médicos y enfermeras sufrían de estrés y agotamiento emocional desde antes del inicio de la pandemia. La estadística, aseguran los especialistas, aumentará.
De febrero a julio, el IMSS ha otorgado 29 mil 990 días de incapacidad temporal a mil 472 de sus profesionales de la salud, por depresión, ansiedad y estrés.