Hay personas que tienen una gran facilidad para recordar con un impresionante abanico de detalles el sueño que han tenido la noche anterior. Otras, sin embargo, manifiestan no recordar nada o prácticamente nada. ¿Por qué sucede esto?
Aunque la razón por la que soñamos sigue siendo un misterio para la ciencia, no lo es el hecho de que existan estos dos tipos de soñadores. Para averiguar por qué se produce esta diferencia en el recuerdo del sueño, un equipo liderado por Perrine Ruby del Centro de Investigación de Neurociencia de Lyon (Francia), ha realizado un estudio, publicado en la revista Neuropsychopharmacology, sobre la actividad cerebral de ambos.
Los resultados del estudio revelan que la unión temporoparietal (centro de procesamiento de información en el cerebro) es mucho más activa en las personas que recuerdan los sueños (y también lo es durante la vigilia).
Gracias a este aumento de la actividad cerebral, se produce una especie de vigilia dentro de la ensoñación. El individuo queda en una situación de predisposición a los estímulos auditivos del sueño, que pueden provocar pequeños despertares durante la noche y favorecer así la codificación de esas fantasías en la memoria, porque “el cerebro dormido no es capaz de memorizar nueva información; tiene que despertar para poder hacer eso”, afirma la investigadora Perrine Ruby.