Trabajadores y organizaciones humanitarias expresaron este jueves estar preocupados por la insalubridad en el deportivo Benito Juárez de Tijuana, Baja California, donde están más de seis mil migrantes centroamericanos en un espacio con capacidad para la mitad, y en el que proliferan las infestaciones por piojos y las infecciones en las vías respiratorias.
A causa de una lluvia fría, la tierra que cubría todo se transformó en lodo este jueves, lo que empeoró las ya de por sí miserables condiciones.
En un lado del complejo se formó un charco de lodo donde la gente tomaba duchas en el exterior junto a una hilera de inodoros portátiles malolientes.
La carpa grande colocada a la mitad del campo deportivo y varias más pequeñas con una capacidad para unos pocos cientos de personas estaban lejos de ser adecuadas para el creciente número de migrantes que llegan a diario.
La gran mayoría de los centroamericanos estaban acampados en recintos improvisados hechos de mantas amarradas y láminas de plástico o en tiendas de campaña endebles.
Otras 200 personas dormían sobre las aceras debido a que no encontraron un espacio en el complejo o decidieron que era más cómodo quedarse afuera.
«No hay espacio allí dentro, la verdad. Ayer fuimos a preguntar», dijo Astrid Yajaira de Sonsonante, El Salvador.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) dijo que estaba «profundamente preocupado» por el bienestar de más de mil niños migrantes que están en Tijuana o que siguen viajando hacia el norte a través de México.
De acuerdo con las autoridades locales, de los más de seis mil migrantes que estaban en el refugio, mil 68 son niños.
«Estos niños tienen acceso limitado a muchos de los servicios básicos que necesitan para su bienestar, incluida nutrición, educación, apoyo psicosocial y atención médica», manifestó UNICEF.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) también le pidió al gobierno que actúe e hizo notar que el complejo deportivo tenía una capacidad para tres mil 500 migrantes y actualmente alberga a casi el doble.
Edgar Corzo, quien dirige la división de los derechos para migrantes de la CNDH, señaló que ya se registraron cuatro casos de varicela que están contenidos, pero es un riesgo.
Miguel Ángel Luna Biffano, voluntario sanitario de los Ministerios Nazarenos de Compasión, el cual ha acompañado a la caravana desde que los migrantes cruzaron hacia el sur de México, dijo que su grupo humanitario tenía casos de infestaciones de liendres y piojos, así como muchas infecciones respiratorias.
«Con el agua y el frío va a haber demasiadas infecciones, mucha temperatura y necesidad de antibióticos», agregó.
Antes de que comenzara a llover, el gobierno de Tijuana distribuyó láminas de plástico para ayudar a los migrantes a preparar sus refugios improvisados de mantas y lonas colgadas de forma intrincada.
Las autoridades municipales han dicho que trabajan para abrir un nuevo albergue, pero no han dicho cuándo ni dónde, aunque es probable que esté mucho más lejos de la frontera.