El cuadro blanco se impuso 4-3 en el marcador global con una destacada actuación de Navas
Con un global de 4-3 sobre el Bayern Munich, el Real Madrid sigue soñando con la tercera Copa de Europa consecutiva.
Una vez más el feudo blanco sufrió. Tres minutos y Kimmich parecía ser el artífice de una catástrofe en Madrid tras marcar el 0-1.
Pero el ADN madridista despertó y Karim Benzema apareció en el momento más importante. Nadie se acordó de la sequía goleadora ni de los pitos en toda la temporada porque el francés empató el encuentro, gritó el gol como nunca y le regresó la alegría al Santiago Bernabéu.
Sergio Ramos pidió apoyo a su afición tras la anotación y Marcelo saltó eufórico al igual que Zinedine Zidane.
Con el 1-1, el partido fue un ir y venir digno de una Semifinal de Champions League no apta para cardíacos.
Con más ocasiones para el Bayern Munich, terminó el primer tiempo tras una jugada polémica en la que el conjunto bávaro pidió mando de Marcelo en el área. Sin embargo, el árbitro Cüneyt Çakir no marcó nada, por lo que terminó el primer tiempo con un empate a un gol.
El complemento no cambió e inició con las pulsaciones a tope. La gente apenas regresó a sus asientos cuando Ulreich recibió un pase muy comprometido de Tolisso. El arquero, por no cometer un error, dejó pasar el balón, algo que le salió muy caro ya que no contó con la presencia de Benzema, quien apareció solo frente al arco y marcó el segundo de la noche
El Bernabéu estalló y el Hala Madrid resonó en todo el feudo blanco. Sin embargo, los alemanes, fiel a su estilo, no bajaron los brazos y se repusieron rápidamente del gol en contra.
James empató el encuentro. El colombiano, en una segunda jugada sacó un potente disparo y emparejó los cartones. El exjugador merengue no celebró el gol ante los madridistas.
Jugadas en ambas áreas mantuvieron a todos los presentes al borde de sus asientos. El conjunto alemán luchó hasta el final pero no le alcanzó ante una gran noche del arquero Keylor Navas, que puso a su equipo a las puertas de la historia en Kiev, en su tercera Final de Champions seguida.