A bordo de avionetas, expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), levantan imágenes con la ayuda de rayos láser sobre la ruta del Tren Maya, que abarca los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, con el fin de hacer una radiografía tridimensional del terreno y descubrir sitios o vestigios arqueológicos enterrados en la selva.
Con una tecnología utilizada en la guerra del Golfo Pérsico para ubicar tanques y armamento ocultos en la arena, se hace un mapeo digital 3D a través del sistema LIDAR (Light Detection and Ranging), que consiste en lanzar señales desde las alturas que penetran el suelo y rebotan en un sensor, lo que permite crear un punto georeferenciado con alta precisión.
La gran ventaja de realizar mapeos de este tipo es que el escáner penetra la vegetación y extrae únicamente los puntos del terreno, con lo que se pueden identificar estructuras, que de otra forma sería imposible de localizar.
De esta forma se busca evitar que las obras del Tren Maya, que comenzaron hace más de un mes, dañen el invaluable patrimonio cultural e histórico de los mexicanos de un período aproximado de tres mil años en la región, explicó Pedro Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH.
Detalló que conforme avancen los trabajos, se abrirá una ventana que les permitirá asomarse a la cultura Maya y visos de la cultura Olmeca, mientras más se acerquen a la parte de Tabasco.
Destacó que lo que se conoce hasta ahora es mínimo, comparado a lo que podrían descubrir, ya que el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas tiene apenas mil 773 sitios inscritos, “que ni son todos los que son, ni son todos los que están”.
“Lo vemos como una oportunidad para avanzar en el conocimiento, pero también es una gran responsabilidad, porque también esto puede implicar, que si no somos cuidadosos y escrupulosos, se pueden afectar vestigios de un patrimonio irrecuperable”, indicó.
En esta primera etapa, los vuelos con la tecnología LIDAR cubren una franja de 30 metros sobre las vías, 15 metros de un lado y 15 metros del otro, por lo que no se descartan cambios en el trazo de la obra.
Pedro Sánchez Nava adelantó que la presencia de cenotes en la zona será sin duda un reto muy importante para los ingenieros, que tendrán que buscar soluciones para evitar cualquier afectación.
“Tenemos que verificar los hallazgos en el campo, ver sus características y después cruzar la información, sobreponer la información de los ejes de trazo que nos ha dado Fonatur, que todavía están cambiando por todas estas circunstancias, y si van a pasar encima del sitio les tenemos que decir con mucha pena, que por ahí no pueden pasar”, manifestó.
El doctor en Antropología no descartó la posibilidad de abrir nuevas zonas arqueológicas, en caso de que los hallazgos así lo ameriten, ya que consideró que en este proyecto no habrá tanta cantidad sino calidad en los descubrimientos, que aportarán información muy valiosa que abone a la riqueza arqueológica de México y de la zona maya de la Península de Yucatán.
“Sí vemos que es pertinente que una nueva zona se abra, por sus características, por el área en la que está o que puede ser también un polo para que la propia población del entorno se beneficie, claro que lo tomaremos en cuenta”, subra.
POLOS DE DESARROLLO
En entrevista, Pedro Sánchez Nava, reconoció que en una siguiente etapa, los polos de desarrollo que incluye el proyecto del Tren Maya, donde se pretenden construir hoteles e infraestructura turística, serán la parte toral, porque a mayor extensión de terreno, se tiene que hacer un seguimiento más puntual por parte del INAH.
“Efectivamente estos polos de desarrollo o áreas autosustentables, yo creo que son la parte toral del proyecto, que ahorita no conocemos los polígonos, pero en su momento los vuelos LIDAR, que nos está proporcionando Fonatur, van a ser muy útiles, para poder hacer este acompañamiento”, comentó.
Agregó que ya hay 20 arqueólogos trabajando en la zona, además de un grupo de gabinete, y en cuanto comience la recolección de materiales, se instalarán campamentos y laboratorios in situ para ir avanzando al ritmo de la obra.