Caldero Político
Con las mismas ideas y el ejemplo de Juárez es tiempo de combatir principalmente la corrupción, la impunidad y el desánimo; es el momento de revalorar el ejercicio de la política y el reconocimiento de que el pueblo es el que manda y ordena a los servidores públicos.
Política de propuestas y de respuestas
Siempre teniendo presentes los puntos de vista y expresiones de Juárez –muchas veces combatidas por los conservadores y enemigos de su trayectoria-, estamos ante la inmejorable oportunidad de impulsar la sana confrontación de las ideas para llegar a acuerdos, de que los políticos y gobernantes hagan propuestas de altura que se concreten en políticas públicas o leyes importantes, del que los servidores públicos y los partidos reiteren en la práctica el compromiso con el pueblo desde un sentido social y que encabecen un minucioso análisis de la forma en que vamos a empujar al país al desarrollo con unidad y organización, sin poses ni demagogias.
Los que ganan millones en sus puestos deben abanderar causas que procuren la garantía de la paz social para los habitantes, cada quien en su respectiva responsabilidad, y que los funcionarios dejen de ser rémoras improductivas y enaltezcan, en cambio, la distinción del servicio público otorgando a las instituciones el honroso lugar que merecen. Y al pueblo gracia, atención y respuestas satisfactorias a la problemática existente.
Que los funcionarios cumplan su palabra
Benito Juárez recalcaba que la tarea de un gobernante es cumplir y hacer cumplir las leyes, aplicar un ejercicio democrático del mandato del pueblo; nadie contra la ley sin importar condición política, económica o social.
Los principios de Juárez guían sin duda el ejercicio público que debe crear las condiciones para mejorar las oportunidades de desarrollo y progreso de nuestro pueblo transformando nuestro destino.
Juárez llamó a poner todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz, bajo la protección de las leyes y de las autoridades para cuidar los derechos de todos los habitantes. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos, ya que entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.
VEREMOS Y DIREMOS