Amigas y amigos, es un gusto saludarlos nuevamente en este espacio y compartirles mi Ojo Clínico de la semana.
Lamentablemente en los últimos meses hemos visto cómo mucha gente ha quedado sin empleo a causa de la emergencia sanitaria por COVID-19; muchos han perdido su único ingreso y no tienen cómo mantener a sus familias; al mismo tiempo que otros se encuentran desolados por la pérdida de algún ser querido, y otros tantos han presentado cuadros de ansiedad, estrés y pánico debido a la difícil situación que estamos viviendo.
Al respecto me atrevo a hacerles una pregunta para que ustedes mismos allá en sus casas se den una respuesta sincera, de corazón: si estuviera en tus manos, ¿cómo ayudarías a las personas que hoy atraviesan momentos complicados en su vida, sin la intención de recibir nada a cambio?
Personalmente, soy de los que cree que ayudar a las personas, brindar apoyo, cooperar con las organizaciones, etc., son actos que mejoran la calidad de vida en general. Creo también que actuar sin pensar en el beneficio propio es un acto de sabiduría que nos enriquece, ya que nos permite reconocer a nuestros semejantes y nos enseña el lenguaje de las emociones más básicas como el amor, el miedo, el enojo y la tristeza.
Cuando era pequeño mis padres me enseñaron sobre la importancia que tiene dar y ayudar a los demás, y cómo los actos de bondad son claves para la conformación de un mundo mejor para todos, en especial en momentos de crisis y emergencia. Fue gracias a ellos que desde muy joven decidí que quería ser médico para sanar al enfermo y curar al herido, por la pura satisfacción de ver a otros levantarse.
A 32 años de haberme graduado de medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara, y luego de todas las experiencias que me han tocado vivir durante el tiempo en el que he ejercido mi profesión, me atrevo a afirmar que existe un sentimiento de gratificación personal por la entrega total a nuestros semejantes, teniendo en cuenta que nuestra acción no sólo servirá para sanar a un paciente sino también para mejorar la calidad de vida de toda una comunidad.
Hoy en día llevo a cabo mis labores como legislador bajo la misma línea. Siempre pensando que mis acciones son en beneficio de la gente, en especial de los que viven en situaciones más vulnerables; sobre todo hoy, cuando las circunstancias a nivel mundial ameritan abrir cada vez más nuestro corazón y brindar nuestro apoyo sin esperar nada a cambio.
Los invito entonces a que seamos generosos con aquellos que lo necesitan, sin importar de quién se trate. Es momento de unir esfuerzos para que la pandemia por COVID-19 pronto sea solo un recuerdo que ha quedado en el pasado. Los invito pues, a trabajar en equipo hoy y siempre, porque todos nosotros -niños, jóvenes, adultos y personas mayores- somos la grandeza de Nayarit.