Sorprende a politólogos alcance de «Layín» en votaciones

«Layín» ha obtenido 11.90% de los votos nayaritas, casi la misma proporción que Miguel Ángel Navarro, candidato de Morena
Personajes como Hilario Ramírez Villanueva, el amigo Layín, alcalde con licencia del municipio de San Blas y candidato independiente a la gubernatura del estado de Nayarit, son todavía parte de nuestra cultura política y se encuentran en entidades donde aún existen valores culturales que, incluso, enaltecen a este tipo de candidatos.
“Se trata de una concepción muy tradicional de valores con las que se ensalzan las virtudes de un buen gobernante, que es dadivoso y que ejerce una aparente cercanía, un aparente paternalismo”, estima el politólogo Víctor Alarcón Olguín, profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana y especialista en procesos electorales y partidos políticos.
Y es que «Layín» ha obtenido 11.90% de los votos nayaritas, casi la misma proporción que Miguel Ángel Navarro, candidato de Morena, y por tanto respaldado por una estructura partidista.
«Layín» responde a formas clientelares que le dicen a la gente «sigo siendo como tú», señala Alarcón Olguín. “En esa lógica hay que valorar su campaña y otras, como la de Juan Zepeda, que si bien está respaldado por un partido, mostró que tiene arraigo en su comunidad, y aplastó a los otros partidos en Neza, en una proporción de dos a uno”.
Son, precisa el politólogo, cercanos a aquellos caciques heredados del siglo XIX en cuanto a esa idea de arraigo, de vinculación con la gente. “Los ves a la vuelta de la esquina, va a visitarte a tu rancho, se toma una chelita contigo, ahí en la banqueta; es un estilo de hacer política al que ya estamos muy desacostumbrados, porque ése, en la actualidad, no es estilo de políticos, sino de los operadores. ‘Layín’ se maneja en esa situación costumbrista que puede estar en desuso, pero que sigue arraigada en el imaginario cultural que áun conserva el nayarita de las comunidades agrarias”.
Ese 12 por ciento de votos recibidos por «Layín», agrega Alarcón Olguín, debe mirarse en el conjunto de los candidatos independientes de estas elecciones. “En vista del dinero que desplegó durante la campaña, es evidente que recibió diversos patrocinios, y eso haría necesaria una investigación seria al respecto.  Porque su caso y el de personas como Teresa Castell, a quien se mira como candidata impulsada por el PRI, habla de que las candidaturas independientes no son para que cualquier ciudadano de buena voluntad pueda meterse en eso. Se juega en un sistema que requiere recursos, estructura iguales a los de cualquier partido. No todos son Kumamoto, y en ese aspecto empieza a desmitificarse la novedad de los independientes”.
Alarcón Olguín estima que aún habrá presencia de candidaturas independientes el año que viene, pero “estamos viendo una normalización de esas figuras, con su fuerza innovadora o de castigo, y pasarán a formar parte de las figuras previstas por el sistema electoral, sin utilizarse de manera amplia”.

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