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La insulina es quizá una de las hormonas que más ha dado de que hablar estos últimos años, y es que la deficiencia o resistencia del cuerpo a esta hormona, es condicionante de una patología que acecha a niños y adultos, así es, hablamos de la tan temida Diabetes Mellitus. La insulina es una hormona producida por las células beta del páncreas, y tiene múltiples funciones importantes en nuestro organismo, la principal: mover la glucosa (azúcar) desde la sangre, hacia todas las células del cuerpo para poder ser utilizada como combustible, así como almacenar la restante para obtener energía en el futuro. En la diabetes mellitus, existe una resistencia o secreción deficiente de insulina, lo que condiciona niveles de glucosa elevada en sangre (hiperglucemia), que no puede ser utilizada de forma eficaz por las células del cuerpo. Existen dos principales tipos de diabetes, sin embargo, el día de hoy hablaremos de la diabetes tipo 1, o mejor conocida como diabetes juvenil.
HABLEMOS DE LA DIABETES JUVENIL
La diabetes juvenil recibe su nombre porque afecta de forma predominante a niños y adolescentes, es una enfermedad autoinmune, en la cual no existe producción de insulina. La mayoría de los casos son diagnosticados entre los 13 y 14 años, afectando a niños y niñas por igual.
¿CÓMO PUEDO SOSPECHAR QUE MI HIJ@ TIENE DIABETES JUVENIL?
La mayoría de los niños con diabetes juvenil pueden presentar síntomas inespecíficos como pérdida o no ganancia de peso corporal, cansancio, irritabilidad, disminución del rendimiento escolar, orina abundante y frecuente, pérdida de control de esfínteres durante la noche, mucha sed, y mucha hambre, incluso una o dos semanas antes del diagnóstico; el reconocimiento de estos síntomas de forma temprana por los familiares y el médico es primordial para instaurar un tratamiento oportuno y evitar complicaciones graves. El tratamiento consiste en reponer de forma artificial, la insulina que no es producida por el cuerpo, a través de inyecciones de insulina diarias, así como la capacitación del paciente y/o sus familiares.
APRENDER A CONVIVIR CON LA DIABETES
El ejercicio y la actividad física son parte importante del tratamiento de la diabetes, sin embargo, puede condicionar una complicación grave: la hipoglucemia. Ésta consiste en niveles de glucosa o azúcar muy bajos en la sangre, puede ocurrir durante, o después de realizar una actividad física, sobre todo aquellas que involucran temperaturas frías como en los deportes acuáticos o ejercicios extenuantes. La Asociación Americana de Diabetes emite diversas recomendaciones, para evitar la hipoglucemia:
• Comentar con su médico que deporte va a realizar, el será el experto indicado para ajustar la dosis de insulina.
• Medir los niveles de azúcar en sangre, antes, durante y después de realizar un ejercicio o actividad física.
• Medir la glucosa antes del ejercicio, si su glucosa esta baja, debe consumir un bocadillo previo al ejercicio, y esperar que suba la glucosa para ponerse en marcha. Si su glucosa está elevada, no realice ejercicio, ya que esto podría ocasionar una complicación más grave.
• Haga una ligera pausa para medir su glucosa, y asegurarse que todo sigue bien, sobre todo si ha realizado ejercicio por más de una hora.
• Mantenga siempre cerca un bolso con suministros, que incluya dulces, galletas, barras de granola.
• Mantener una hidratación adecuada.