Cundo decides irte a vivir solo o quieres cambiar de muebles, son indispensables estos tips para escoger la mejor sala

Cuando un piensa en irse a vivir solo, créeme, no tardas mucho en tomar la decisión. Tienes que estar preparado y no descuidar ciertos aspectos decorativos.

Para esto debes tener claro que irte a vivir solo, sea con roomies, con tu pareja o con amigos, tiene que ser un movimiento en el que tengas claro que el lugar donde llegarás, tiene que ser un espacio agradable donde te guste llegar a descansar y que se vea bien. No querrás llegar a un lugar donde veas calcetines en la sala, ropa tirada o bien, una sala sin muebles, sin sillones, sin dónde sentarte. Está bien que los primeros días, e incluso 1 mes a lo mucho , el espacio de la sala sea un espacio ocupado por sillas o bancos a causa de la ausencia de un sillón, sin embargo, tienes que pronto ponerte de acuerdo con quien vivas y organizarte para comprar una sala.

Te dejamos unos tips para que no te hagas bolas ni te compliques tanto, a la hora de escoger un sillón, sofá o sillones para tu sala.

La opción son los colores neutros

Como comenta Marion Cortina , directora creativa; al momento de elegir, tienes que pensar en algo simple pero elegante, algo que no te complique. Todo es cuestión de que platiques con quien vivirás, qué tipo de muebles quieren y de qué colores, cuando lleguen a la parte de los colores, procuren escoger tonos grises y marrones en sillones y sofá principal.

Recuerda que la sala es un área común y debe ser ligera, brillante y con luz, además de invitarte al descanso. Imagina si escoges sillones en colores oscuros o colores chillantes, visualmente, pueden brincar ante la vista no invitando a sentarte.

Los tonos grises y marrones tienen la cualidad de dar un sentido de amplitud además de ser bastante amigables con las combinaciones.

El sofá en forma de “L” es una opción, pues instalarlo junto a una ventana no bloqueará el paso.

Nunca se debe negar la presencia de un sofá cama en tu sala, es una interesante y buena alternativa para momentos inesperados.