El voto anticipado bate un récord histórico y provoca una ristra de pleitos en la víspera de las elecciones presidenciales de Estados Unidos
El último día de la campaña electoral estuvo marcado por los maratonianos eventos de los candidatos, pero también por los coletazos de la pandemia en la carrera hacia la Casa Blanca. Los votos anticipados, alentados por motivos de seguridad en tiempos de coronavirus, superaron este martes los 98 millones, un récord histórico que se venía fraguando desde hace días. Las disputas legales fueron otro ingrediente de la intensa jornada. Los pleitos sobre uno de los sistemas de sufragio para proteger a los electores o la extensión de los días para hacer el conteo de las millones de papeletas enviadas por correo echaron bencina a los ánimos ya crispados. Donald Trump insistió la noche de este lunes en que una demora en el conteo dará lugar a fraude e incentivará la violencia en las calles. Twitter colocó una adveretencia en el mensaje por calificarlo de potencialmente engañoso.
En Texas los ánimos están caldeados. El feudo conservador llega al día D convertido en un territorio competitivo, lo que ha puesto nervioso a los seguidores de Trump. A la desesperada, los candidatos republicanos habían solicitado que se desecharan los 127.000 votos emitidos desde los coches en Houston, una ciudad profundamente demócrata. El argumento para la demanda es que era ilegal este sistema de “autoservicio”, pero llevaba anunciado meses y las autoridades de todos los colores le habían dado el visto bueno. A primera hora de la tarde un juez federal rechazó la petición que ya había sido desestimada anteriormente. Casi 10 millones de texanos ya han votado, lo que representa el 108% del voto global de 2016. La participación se prevé histórica.
Trump no se refirió al asunto de Texas, pero sí entró al barro con la situación en Pensilvania, un Estado clave en su victoria en 2016 y que podría definirlo todo en estos comicios. El Tribunal Supremo estatal falló a favor de que los centros electorales contaran las papeletas que les lleguen por correo hasta tres días después de las elecciones. En una parada en Avoca, en Pensilvania, el mandatario criticó la decisión del tribunal, sugiriendo que habían dado pie a una situación “peligrosa, físicamente peligrosa”. Por la noche tuiteó que el fallo permitirá “el engaño desenfrenado y sin control”, “socavará” las leyes e “inducirá a la violencia en las calles”. La red social ocultó el mensaje, colocando una advertencia de que su contenido podía tener información engañosa sobre las elecciones.
Mientras se acaban algunas batallas legales, la ciudad de Washington se prepara para una posible batalla física. Las tiendas, restaurantes y edificios de oficinas del centro de la capital estadounidense han tapiado sus accesos para protegerlos de posibles revueltas que puedan tener lugar este martes. Estados Unidos llega a la cita electoral sumergido en una crisis sanitaria, económica y social que tiene al país extremadamente polarizado, con cada bando pensando que el triunfo del candidato rival puede significar una hecatombe.