Últimos desafios para Serena

La gripe y la checa Lucie Safarova son los últimos obstáculos que deberá superar la estadounidense Serena Williams para conquistar hoy el Abierto de tenis de Francia y sumar su vigésimo título de Grand Slam.

Tras remontar cuatro partidos a lo largo del torneo, Williams se encontró con un rival inesperado en semifinales, una gripe que arrastraba desde hace varios días y que le impidió entrenar hoy sobre el polvo de ladrillo de la capital francesa.

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“Me sentí terriblemente mal durante las semifinales, todavía no sé cómo salvé el partido. Cuando terminó casi me colapso, no me podía mover”, dijo ayer la número uno del mundo según un comunicado de la WTA. La estadounidense no compareció ante la prensa el jueves tras su semifinal y ayer no pisó las instalaciones de Roland Garros.

“He estado descansando en casa desde que vi a los doctores tras el partido”, añadió la tenista de 33 años, que levantó el título en París en 2002 y 2013. “Tengo que descansar a hidratarme. Necesito tiempo y, obviamente, no tengo mucho”.

“Estar en otra final en París significa mucho para mí, es muy triste sentirse tan mal ahora mismo. Espero encontrarme mañana mejor para darlo todo en la pista”.

Ahí, en la pista, sobre la arcilla de la Philippe Chatrier, le espera la zurda Safarova, número 13 del mundo y que en su camino a la final derrotó a la defensora del título, la rusa Maria Sharapova.

Williams busca su tercer Roland Garros, un título que supondría su vigésimo grande, lo que la dejaría a tan sólo dos del récord de la era abierta, en manos de la alemana Steffi Graf. Antes de que el tenis entrara en el profesionalismo, la australiana Margaret Court ganó 24 coronas de Grand Slam.

Safarova, por su parte, jugará su primera final de Grand Slam. Y está ansiosa por recibir el trofeo de manos de la estadounidense Martina Navratilova.

“Estoy muy emocionada de estar en la final, voy a ir a por ella y a disfrutar de cada momento”, dijo Safarova, que la próxima aparecerá por primera vez en su carrera en el “top ten”. Si gana la final, será sexta del mundo; si pierde, séptima.

“Serena es la número uno del ranking, una gran jugadora. Tengo que hacer mi juego”, añadió Safarova, que no se define como una tenista de arcilla.

“Me gustan todas las superficies. En República Checa, cuando crecemos, jugamos mucho en polvo de ladrillo durante el verano. En invierno lo hacemos en canchas cubiertas que normalmente son muy rápidas”, dijo. “Desde que eres una niña pequeña entrenas para jugar en cualquier superficie”.

En juego, además del título, hay una jugosa cantidad de puntos para el ranking y de dinero: la ganadora se llevará 2,000 unidades para la race de la WTA y un cheque de 1.8 millones de euros (dos millones de dólares). La perdedora ganará 1,300 puntos y 900,000 euros.

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