Caldero Político
En charlas de familia, en la escuela, en el trabajo o con amigos, en numerosas ocasiones hemos escuchado las frases: “El turismo genera divisas”; “El turismo es una fuente generadora de empleos”… y también que “el turismo nos beneficia a todos”.
Y es cierto dado que el turismo es una importante actividad social y económica que requiere de nuestra participación para el desarrollo económico y la generación de empleos.
En todo el país la actividad turística encuentra en nuestro muy diverso y fascinante patrimonio natural y cultural (playas, bosques, zonas arqueológicas, museos, gastronomía, etc.) su principal detonador, pero no hay que olvidar. El factor humano, es decir, nosotros.
Pero somos las personas quienes damos vida al turismo, ya sea como turistas o como anfitriones. Entonces, al hablar de la “Cultura Turística” estaremos haciendo referencia a nuestra participación en la búsqueda de mejores condiciones para hacer posible la actividad turística; lo que implica el compromiso de conocerla para contribuir a su fortalecimiento y poder obtener de ella los beneficios que es capaz de generar, dedicándole la atención necesaria para convertirla en la actividad sustentable que debe ser.
En las últimas décadas en todo el mundo se han dado grandes cambios de índole social, económica, política, tecnológica. El turismo también ha evolucionado: la oferta turística mundial se ha desarrollado considerablemente en el transcurso de los últimos treinta años. Ante la globalización y el desarrollo de los medios de comunicación, el turista nacional e internacional tiene acceso a más y mejor información sobre destinos, experiencias y posibilidades para hacer turismo.
Hoy más que nunca el visitante demanda servicios y experiencias de la más alta calidad y a un precio competitivo. La calidad de la vivencia del visitante está en relación a su satisfacción plena, derivada de una experiencia única que se integre por servicios personalizados y eficientes y una real interacción con la cultura de la comunidad receptora. En ese sentido, ante una competencia cada vez más agresiva y numerosa entre destinos que aspiran a ser la mejor alternativa para los visitantes, lo que hace la diferencia es la calidad de la atención recibida.
Queda en evidencia una necesidad: en México debemos desarrollar ofertas pertinentes en las que el contar con hombres y mujeres con preparación, vocación, actitud positiva y emprendedora, resulta el factor que anima y otorga a la propuesta el sentido de calidad que el turista espera recibir. No hay empresas ni destinos de calidad, sin personas de calidad; y no sólo calidad en términos de profesionalización, sino también calidad humana. Calidad y Calidez son entonces los principales factores para ser competitivos en el sector turismo.
Seamos promotores de nuestra propia riqueza y todo se nos devolverá con mayor desarrollo en la economía y más empleos. En serio.