Caldero Político
Necesitamos avanzar en esta materia. Porque es indiscutible que cualquier nación necesita producir al menos el 75 por ciento de la demanda de alimentos de su población para no tener problemas de seguridad alimentaria y que México apenas alcanza el 50 por ciento.
En algunos casos como las semillas oleaginosas se importa hasta el 85 por ciento de lo que se consume en el país.
Creemos que la solución no es la expansión de las tierras agrícolas, sino el uso de tecnología en la protección de los cultivos contra malezas, insectos y enfermedades, con lo que se aumenta la productividad en un 160 por ciento.
El costo de la protección de cultivo es de muchos pesos por hectárea, cantidad que es mínima en comparación de los beneficios que genera. Si bien la insuficiencia alimentaria es una problemática mundial, se reporta que todos los días una de cada ocho personas en el mundo se queda con hambre. Y en nuestro estado no hay la excepción.
A nivel global aumenta la productividad del campo en un cuatro por ciento anualmente y para erradicar la insuficiencia alimentaria se requiere un ritmo de crecimiento del 25 por ciento. Además actualmente se cultivan 50.9 millones de hectáreas en el mundo, una porción que es pequeña en comparación de la demanda de alimentos.
Para reflexionar diremos que un país que pretende desarrollar su tecnología y ciencia invierte más del uno por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) y México nunca ha destinado más del .42 por ciento de su PIB.
Durante los recorridos que hacemos por el estado vemos pobreza, desaliento, hambre, aunque usted no lo crea. Precios insuficientes al frijol, sorgo, arroz y café, fruta desperdiciada por el mal precio y falta de tecnología para procesarla.
No hay tecnología para darle valor a los productos y los intermediarios hacen de las suyas ante el nulo apoyo del gobierno.
A eso agregue que en materia de salud estamos de mal en peor, que los programas asistenciales no llegan y que en los poblados se carece de agua, luz y caminos.
Ya es tiempo que el tema del campo sea prioritario para que el desastre no llegue y las familias de la zona rural vean cosas positivas y no puras lamentaciones.