Y tú, ¿cuándo te vas a casar?

Simples Deducciones

Sample ContentEn pleno siglo XXI la presión para cumplir con un rol en la “sociedad ideal”, es demasiada, ser “exitoso” no es sólo tener casa propia, coche y trabajo estable, no, en la mayor parte de nuestro país si tienes entre 30 y 35 años ya debes estar casado y tener una familia o de lo contrario “algo está mal en ti”, “hay algo raro” y no encajas en la sociedad, esto para los hombres, porque a las mujeres les va todavía peor.

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Quienes tienen más de 30 años y siguen solteras son unas “quedadas”, juzgadas duramente por las personas, “seguramente fue muy volada en su juventud y ningún hombre la tomó en serio”, “es que su carácter es bien difícil, pobre toda la vida estará sola”; no son bien vistas por la sociedad pero irónicamente son más criticadas por las mismas mujeres.

Y es que aunque para algunos es algo retrógrado, el concepto de familia “tradicional”, esa que está formada por papá, mamá e hijos, sigue vigente, y aunque no nos guste admitirlo, el juzgar la orientación sexual de las personas, en nuestro país, sigue siendo algo muy común hoy en día; las personas heterosexuales son severamente señaladas cuando no hacen lo que “supuestamente” deben hacer a cierta edad, “soltero maduro, maricón seguro”, frase que se acuña principalmente a los hombres de más de 35 años que no han tenido hijos o no se han casado.

Fabián asegura que en los últimos meses ha resentido la presión de estar soltero y no tener un noviazgo estable, sus amigos y familia tienen tiempo insistiéndole sobre “cuándo va a sentar cabeza”;  “es algo que la verdad no me afecta mucho pero que a veces si llega a ser molesto, no sólo la carrilla de los amigos principalmente, sino el hecho de que cuando ves a alguien que tiene tiempo que no veías, no saca otro tema, siempre referente a que si cuándo me caso, sobre todo en la familia de mi papá, mis tíos, algunos primos y hasta sobrinos”.

Con estudios de maestría, Fabián explica que en su caso no se trata sólo de no querer casarse sino que no le alcanza el tiempo, sostiene que los jóvenes de  la actualidad no pueden crecer profesional y económicamente hablando, y a la par enamorarse y formar una familia; “no me quejo de mi trabajo, lo acepto y me gusta, pero si reconozco que es demandante en cuanto al tiempo, convivo más con mis compañeros de oficina que con mi familia e incluso, las políticas de la empresa nos prohíben establecer relaciones de pareja con alguien de la oficina y se vuelve doblemente difícil”.

Originaria de una comunidad rural de la zona sur de la entidad, Patricia tiene 33 años, actualmente ejerce su carrera universitaria en Tepic y dice estar cansada de la presión que ejerce su familia para que se case y “haga una vida normal”; desde hace años ella se independizó, ha viajado por diferentes estados del país y en el extranjero, y asegura que es consciente de lo que dicen de ella en su rancho sobre su soltería.

“La presión de mi familia, de mis papás, ha cambiado, antes me insistían sobre formalizar mi relaciones de noviazgo, si sabían que salía mal con mi pareja siempre me aconsejaban que lo perdonara, que a veces los hombres se dejan llevar por impulsos pero eso no los hace malos, ¡imagínate!”, señala Patricia, luego de recalcar que en los pueblos es más fuerte el estigma de que las personas se deben casar jóvenes, “por lo mismo hay tanto divorcio o matrimonios con conflictos”, enfatiza.

“Últimamente ya traen el tema de que tenga un bebé, de que ya estoy en la edad, que soy su hija mayor y que debo dar el ejemplo; cuando en modo de broma debato con ellos sobre lo complicado que esta el panorama económicamente y que apenas me mantengo sola y logro pagar mi departamento; pero mis papás son muy claros: tu papá y yo no te vamos a dejar sola, de hambre no se va a morir el niño, y si tú tienes que trabajar pues ni modo, te vamos a apoyar a cuidarlo también; cuando mi mamá me dijo eso no sabía si reírme o llorar”.

El miedo al fracaso y el conocimiento de muchos jóvenes respecto a lo difícil que es hoy en día que los matrimonios duren y sean estables es otro factor clave para que cada vez haya menos matrimonios en la entidad, y es que basta con ver las estadísticas del Anuario del Poder Judicial, para darnos cuenta que 7 de cada 10 matrimonios en Nayarit terminan en divorcio; el 69 por ciento de los matrimonios civiles que hubo en el 2017 en el estado, iniciaron juicios de divorcio, es decir, en comparación con 5 mil 186 matrimonios civiles registrados, se iniciaron 3 mil 584 juicios de divorcio.

Lo cierto es que a pesar de los comentarios, muchas personas en la edad “ideal” que se decía antes era para casarse, hoy tienen otros planes, viajar especialmente es uno de ellos, irse con amigos a recorrer el mundo son las respuestas que más me encuentro entre hombres y mujeres, en especial en zonas urbanas, mientras que en las rurales quienes salen de ahí para estudiar comienzan a defender su derecho a decidir, cuándo se casarán o si lo piensan hacer algún día, incluso eligen la libertad de tener o no, una pareja aunque a veces vayan en contra de sus familias.

Y quienes optan por casarse o juntarse también han aclarado que los hijos no vendrán en los primeros meses, que primero piensan disfrutarse como pareja, tratar de consolidar al menos una casa propia y después “veremos”. Como se dice, “tiempos traen tiempos” y sin duda alguna esto también cambiará conforme pasen los días, aún con la falta de aprobación de nuestros antecesores. Mándame tus comentarios, dudas y sugerencias a mi Facebook Juan Félix Chávez Flores, o a mi correo Juanfechavez@gmail.com

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