La verdad… sea dicha
Días de enero
Siempre por estas fechas me gusta compartir con mis amables lectores algunas reflexiones en torno al año que se va y a la llegada de la nueva época; es como mi columna de la buena suerte. Al paso de los años he aprendido que los primeros días de enero suelen ser especiales, mágicos, esperanzadores, y llenos de una vibra positiva. En estas fechas, la mayoría de las personas ya tenemos un sinfín de proyectos que esperamos poder cumplir a propósito del nuevo año. Atrás dejamos todos los malos momentos y las metas no logradas el año anterior. Luego de un serio repaso por nuestra vida, decidimos que a partir de hoy, lo que sigue es punto y aparte. El escritor Og Mandino, respecto al tema escribió algunas anécdotas que aún recuerdo, palabras más, palabras menos, decía: “La última vez que visitamos la Iglesia, fue para dar gracias por las bendiciones recibidas: la compra de una casa, la carrera universitaria, un buen trabajo, la salud, y tantos bellos instantes que nos llenaron de suma alegría. Pero tal vez también deberíamos agradecer por las cosas malas que gracias a Dios no nos tocaron: la muerte de un ser querido, una enfermedad incurable, una deuda impagable, una catástrofe climatológica, por decir algo, cada quien tendrá su personal opinión sobre esta lista de acuerdo a sus realizaciones de vida. Pero echar un vistazo a las desgracias que no tuvimos, también es una forma de valorar muchas de las cosas bellas que disfrutamos desde el momento en que nacemos y en las que a veces ni siquiera pensamos”.
En estos días de enero, tiempo de reflexión, uno de nuestros principales objetivos debiera ser la búsqueda constante de la felicidad basada en la tranquilidad, la prudencia, la salud, y el bienestar socioeconómico; claro está, haciendo del dinero un complemento, no una razón de existencia. Tomando en cuenta que nuestro paso por esta vida es más que efímero, rodearnos de personas y elementos que nos ayuden a crecer en el terreno material y espiritual es, creo, de elemental necesidad; vamos, en la medida de lo posible fabricarnos el bienestar, aunque a veces tengamos que lidiar con seres negativos. Pero, cuanta razón tenía nuestro poeta Amado Nervo, cuando señalaba: “cada quien es arquitecto de su propio destino” Porque, mire usted, amable lector, muchas de las cosas buenas o malas que nos pasan son producto de nuestro comportamiento y manera de pensar, de visualizar. Quienes han estudiado por lo menos un poco de metafísica no me dejarán mentir en el hecho de que el poder de la mente es infinito, y sólo basta pretender e idealizar algo con total seguridad para que sea concedido. Bueno, no todos estamos preparados para entender estas cuestiones mentales y hasta cierto punto algo etéreas; pero partiendo de estos conceptos nos daremos cuenta que hasta el pensar debe ser siempre en sentido positivo. Como le decía, en la manera en que consigamos ser felices, por añadidura lograremos los propósitos de éxito en la vida; nada es imposible. Dicen las personas más exitosas de este mundo que la clave para lograr un objetivo es trabajo, tenacidad y más trabajo, siempre con una clara actitud mental positiva. Cierto, a veces surgen inconvenientes, obstáculos que dificultan la realización de nuestros proyectos, lo que yo solía llamar problema, hasta que la distinguida Señora, María Eugenia Espriu de Delgado, ex primera dama de Nayarit, en una de las tantas ocasiones en que tuve la oportunidad de charlar con ella, amablemente me corrigió diciéndome que los problemas no existen, que sólo son situaciones a resolver. En este año que comienza, hagamos una promesa con nosotros mismos, propongámonos firmemente ser felices, y tratemos de lograrlo en los demás. Dicen que la felicidad total no existe, y que ésta, cuando llega, se compone de pequeños momentos gratos, entonces de nosotros depende con nuestro esfuerzo y tenacidad, que tan continuos queremos que sean.
Dios nos agarre confesados
En noticias del mundo; Corea del Norte se llevó los titulares de los periódicos al asegurar que realizó una prueba nuclear, lo que provocó la preocupación de todo el planeta, pues la bomba de Hidrogeno, o bomba H, es más poderosa que la bomba atómica que fue lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, los expertos aseguran que una bomba de Hidrogeno libera más calor y presión que el sol, y produce explosiones químicas, nucleares y termonucleares. Sin duda el mundo está en peligro de extinción, pues no debemos olvidar que también en Rusia y en Estados Unidos tienen este armamento nuclear. Aunque Corea del Norte recientemente ha comentado sobre un convenio de paz con Estados Unidos de Norteamérica, la posibilidad de un enfrentamiento bélico con armamento nuclear siempre estará latente. Hasta pronto. Para comentarios mi correo robleslaopinion@hotmail.com