Utilizar el modelo premio-castigo para educar a tus hijos puede resultar dañino para su salud emocional.
El conductismo es una corriente psicológica que se basa en la observación del comportamiento humano, con el fin de modificar la conducta de la persona analizada, a través de un sistema de estímulo- respuesta o premio- castigo. Esta corriente psicológica ha sido utilizada durante muchos años por los padres para educar a sus hijos, ya que aparentemente resulta sencillo premiar a sus hijos cuando tienen un comportamiento que les resulta positivo, para que se sigan comportando de esta manera, y castigarlos en caso de que su comportamiento no sea el que desean. Sin embargo, esta estrategia no resulta tan positiva para los niños, al contrario, puede ocasionarles graves daños emocionales.
Los seres humanos somos individuos únicos, especiales y complejos, y el que compartamos ciertas características con otras personas, no significa que debemos ser tratados todos por igual o que vamos a responder de la misma manera que otras personas ante ciertos estímulos, por lo que utilizar la misma estrategia, basada en el modelo premio-castigo, con niños cuya psicología es totalmente distinta, no resulta efectivo, al contrario puede ser perjudicial para su salud emocional.
A continuación te decimos 5 formas en las que estás afectando a tus hijos al castigarlos:
1. Afectas su confianza en sí mismo
Decirle frases a tu pequeño como “Si no obedeces, ya no te voy a querer” o “Te voy a regalar” El niño crecerá con miedo al abandono y estarás afectando su confianza en sí mismo.
2. Tu hijo aprenderá a tomar sus decisiones en base al miedo
En ocasiones creemos que la mejor manera de educar a nuestros hijos es condicionarlos para que se comporten como nosotros deseamos y en caso de que no lo hagan decidimos castigarlos. Frases como “Si haces…te doy”, “si tú… entonces yo” o “Si no… entonces no…”, llevan implícita la amenaza de un castigo, lo que genera miedo en los niños, quienes tal vez terminen actuando como tú deseas, pero no porque ellos lo decidieron así, sino por el miedo que les genera tu castigo. De esta manera aprenderán a tomar las decisiones en su vida en base al miedo y no en la confianza en ellos mismos.
3. Tu hijo aprenderá a obedecer y no a tomar sus propias decisiones
Los castigos entrenan a tu hijo a “obedecer” y mientras haya reglas severas y “manipuladoras” qué seguir, mutilas su poder de decisión.
4. Castigar a tus hijos puede dañar su relación con los demás y consigo mismo
Aunque comúnmente se piensa que sí, los castigos no suelen ser edificantes para el niño, sino todo lo contrario, la presión extrema que se ejerce sobre el castigado, genera violencia, que puede ser expresada hacia los demás o hacia uno mismo.