La prensa de todo el mundo pudo ver la cinta 50 Sombras de Grey 24 horas antes de su estreno, y aunque la historia es lo más fiel al libro, terminó siendo un mero comercial del mundo sádico que no cubre ni las expectativas de los medios de comunicación, ni de la audiencia que entró a las proyecciones de media noche.
50 Sombras de Grey tiene muchos problemas de producción, pero sin duda el más terrible es la poca química que existe entre Jamie Dornan y Dakota Johnson, no sólo en la cama sino también en las escenas en las que usan ropa, algo que es extremadamente triste para un actor que prometía más.
Pero eso no es lo peor de todo, 50 Sombras de Grey muestra excesivos desnudos de parte de los dos, sin justificar la relación entre ellos, pasándola de un “romance raro” a una situación de mero sexo, tan poco erótica que destruirá las ilusiones de muchos de los lectores de E.L. James.
Los descuidos incidentales de 50 Sombras de Grey se pueden contar desde el volumen de la música de fondo que a veces opaca las palabras de los protagonistas, hasta los físicos, como la falta de depilado de ambos actores, algo que pierde la escénica del régimen que Anastasia y Christian vivían en el texto.
Si bien es cierto, Sam Taylor-Johnson utiliza muy bien los recursos a su alcance, no es justificación para permitir que las cosas que quedaron mal lograran un lugar en la edición final de la cinta. ¿O acaso no se le permitiría jugar con otras ideas por la sombra diaria de E.L. James en las locaciones?
La presencia de una fanática de Crepúsculo parece frecuente, incluso como si se hubiera pedido a destajo “una copia fiel” de la película que le diera la fama a Kristen Stewart y Robert Pattinson, quienes a pesar de sus frías actuaciones parecen los Romeo y Julieta de la química en comparación a Dornan y Johnson.