En el estadio Monumental David Arellano de Santiago de Chile, Colombia y Brasil animaron el encuentro correspondiente a la segunda fecha del Grupo C de la Copa América. Con un sabor a revancha, por lo sucedido hace un año en los cuartos de final del Mundial, el equipo de José Néstor Pekerman salió a la cancha con la misión de reivindicar la pálida imagen mostrada en su debut ante Venezuela.
Tras el respetuoso minuto de silencio en homenaje al ex jugador Zito, quien falleció a los 82 años después de una notable trayectoria en la que se coronó en las ediciones de los mundiales de 1958 y 1962, el encuentro comenzó con una dinámica muy poco habitual, dado que la jerarquía de los protagonistas hacía suponer un duelo cargado de emociones.
El temor por la derrota hacía que los equipos jueguen con la mirada puesta en el arco propio. La carencia de ideas ofensivas y de triangulaciones en ataque obligaban a los jugadores de buen pie a apostar por los remates de larga distancia. Sin embargo, ni Dani Alves, ni James Rodríguez, ni Juan Cuadrado lograban exigir a los arqueros rivales. El único que aportó una cuota de suspenso fue Carlos Sánchez, quien aplicó el mismo recurso para asustar a un elástico Jefferson. Por centímetros los cafeteros no festejaron la conquista.
Cuando restaban 10 minutos para que se vayan al descanso, Jeison Murillo encontró una pelota perdida adentro del área y tras la desinteligencia defensiva del combinado de Dunga, el defensor del Granada de España capitalizó la acción al imponer el 1 a 0. El desconcierto del Scratch generó un caos generalizado que favoreció a Colombia. Bajo los ensordecedores gritos de ole, el circuito ofensivo amarillo empezaba a funcionar y las apariciones de Teófilo Gutiérrez amenazaban con estirar la diferencia.
De todos modos, el gigante dormido amagó con despertarse a partir de una combinación blaugrana. La sociedad entre Dani Alves y Neymar hizo lucir a David Ospina con una doble tapada. El ex Santos empleó su velocidad para anticipar a la defensa adversa e impactar un cabezazo a quemarropa que no fue gol por los reflejos del guardameta del Arsenal.
En el complemento, los comandados por el entrenador argentino volvieron a dominar las acciones, aunque la movilidad del delantero del Barcelona mantenía en jaque a su defensa. En el primer descuido, el galáctico consiguió quedar mano a mano, pero su pésima definición atentó contra los deseos del pentacampeón.
La respuesta de Colombia se basó en la zurda del volante del Chelsea. Cuadrado expuso su notable habilidad para sacarse a un hombre de encima y buscar el palo más lejano de Jefferson, pero una vez más su intento se fue ancho.
El momento bisagra de la noche llegó después de un grosero error del autor del gol: Murillo tocó con suavidad hacia Ospina, Philippe Coutinho presionó al comprometido arquero y un rebote le dio la posibilidad a Roberto Firmino de anotar la igualdad ante una valla desierta. Sin embargo, el delantero del Hoffenheim desperdició la ocasión por encima del travesaño. Además de la falta de juego, los brasileños tampoco aprovechaban las facilidades que le brindaba su adversario.
El desenlace del espectáculo se vivió con una intensidad propia de un choque de candidatos. Si bien Brasil arrinconaba a Colombia con más actitud que ideas, los de Pekerman se las ingeniaron para despojar las maniobras individuales de Diego Tardelli, Douglas Costa y Roberto Firmino. Resignado y con poca personalidad, Neymar fue el claro ejemplo de la resignación brasileña. En Santiago, el café veloz tuvo un sabor mucho más dulce que la amarga caipiriña ahogada en los fríos vasos chilenos. En contraposición, la zona quedó bien caliente, dado que ambos quedaron con tres unidades y si Venezuela derrota a Perú se asegurará la clasificación a los cuartos de final y llegará a la cima del grupo.