Una docena de ramadas (restaurantes tradicionales) fue arrasada el miércoles por la tarde por fuertes vientos, lluvia y granizo en la playa de El Sesteo.
La fragilidad de los rústicos comercios cedió rápidamente ante el embate del aire que aflojó los postes de madera y las vigas que sostienen la palma que sirve como techo.
Las sillas y mesas de plástico, así como los enseres de cocina, volaron a lo largo de esta playa conocida por la gran cantidad de tortugas que llegan a desovar cada año.
Los restauranteros dijeron que pocas veces han presenciado este fenómeno; recordaron que en ocasiones anteriores han perdido sus centros de trabajo, pero por la fuerte marejada, no por la fuerza del viento.