Desde el 2004 Jesús Ramírez personalizó su placa para indicar su lugar de origen, pero en clave
La camioneta de Jesús Ramírez indica su lugar de origen, pero en clave.
“TIRAYAN” lee la placa, que al revés se lee “NAYARIT”, el estado en el occidente de México de donde proviene Ramírez.
“La gente me ha preguntado qué significa, como está al revés creen que es armenio”, comenta el mexicano, quien porta la placa personalizada desde 2004, después de precisarle al Departamento de Vehículos de California (DMV) lo que significa la palabra y obtener su autorización para elaborarla.
Pero desde 2012 la agencia ha rechazado unas 30,000 solicitudes de placas personalizadas, casi el 10% del total, por incluir groserías, contenido sexual, ofensas, blasfemias o ataques a ciertos grupos.
Para impedir que esas palabras circulen en las carreteras de California (algo que ha ocurrido), el DMV se apoya en cuatro empleados que se especializan en descifrar unas 500 solicitudes diarias.
Si se precisa que en el ciclo 2014-15 hubo casi 100,000 peticiones y que varias eran en idiomas extranjeros (lo cual está permitido) se entenderá la dificultad del oficio.
“El personal está muy al tanto de los acontecimientos, tiene un arsenal –por así decirlo- de diccionarios disponibles, usan el Internet para hacer búsquedas y utilizan frecuentemente el ‘Diccionario Urbano’, que indica las frases que tienen doble sentido”, señaló Artemio Armenta, vocero del DMV.
Desde principios de la década de 1970 inició el programa de placas personalizadas en California con el propósito de recaudar fondos para causas ambientales. La primera palabra que se imprimió en una placa fue “AMIGO”, aunque no siempre se ha intentado replicar este mensaje positivo.
Residentes del área de la Bahía de San Francisco detectaron en una placa en circulación una ofensa a la madre en un idioma asiático. La placa fue retirada, dijo Armenta.
Es común que el público reporte las placas con mensajes inapropiados, aunque son pocas las que se les escapan a los especialistas, indicó el portavoz.
Una lista con miles de palabras que fueron rechazadas por el DMV en los últimos años fue publicada en el portal del canal NBC Los Angeles. Algunas de éstas ocultaban “semen”, “pene”, “trasero” o “vagina”.
La agencia también usa un sistema en su página de Internet que automáticamente no acepta palabras, siglas y números que no cumplen con el criterio o que ya están en circulación.
Por ejemplo, el DMV sólo acepta el número “69”, que coloquialmente hace referencia al sexo oral, cuando es el modelo del coche que porta la placa. Y no acepta las solicitudes que incluyen siglas de agencias del orden, como CHP (Patrulla de Carreteras de California) o LAPD (Policía de Los Ángeles).
“La meta no es rechazar las placas, desafortunadamente recibimos muchas configuraciones no aceptables bajo la ley de California porque son ofensivas, tienen connotaciones sexuales, vulgares o términos que ofenden”, dijo Armenta.
Las placas personalizadas cuestan $40 al año (se agrega al costo de la renovacion de la calcomania o registro vehicular) y tardan según sea de sospechosa la palabra; a veces las mandan a segunda revisión. El requisito es someter la frase y pagar, ya sea en Internet o en alguna oficina del DMV.
Actualmente circulan más de un millón de autos con placas personalizadas en California.