El proyecto tejerá una cubierta de tensos cordajes multicolores sobre el patio del PS1 evocado por la referencia a los patios de juegos infantiles
El estudio de dos jóvenes arquitectos mexicanos acaba de ganar el premio anual del MoMA de Nueva York para los proyectos de nuevos profesionales que propongan salidas imaginativas y novedosas de intervención sobre un espacio preexistente, el patio del PS1, el apéndice más radical del museo neoyorquino de arte moderno. Los ganadores del Programa de Jóvenes Arquitectos (YAP en las siglas inglesas) de 2016 es el Escobedo Soliz Studio con el proyecto Weaving the Courtyard (Tejiendo el patio).
La pareja de jovenes profesionales mexicanos —Lazbent Pavel Escobedo Amaral (Nayarit, 1988) y Andres Soliz Paz (Ciudad de México, 1990)— define textualmente en el título de la propuesta las intenciones de su plan para el patio a cielo abierto en el barrio de Queens donde tiene su sede el PS1. El proyecto tejerá una cubierta de tensos cordajes multicolores sobre el lugar, creando un dosel que el jurado del certamen consideró ingenioso por la solución formal y evocador por la referencia a los patios de juegos infantiles.
‘Colorida intervención’
Como en las ediciones anteriores del YAP, el plan será realidad a partir del próximo verano y se mantendrá instalado hasta el siguiente. De los 17 proyectos que llegaron a la final este año, la novena convocatoria del premio, Tejiendo el patio llamó la atención del jurado por la «colorida intervención» que aprovecha las formas concretas del diseño duro del espacio preexistente —las cuerdas usan para el amarre los agujeros originales de los bloques de hormigón que circundan el lugar, modulando una cubierta ondulante sin intervención invasiva—, «creando al mismo tiempo una playa urbana de arena, agua y colores vibrantes».
Escobedo y Soliz crearán una «topografía única» mediante las plataformas del suelo, los terraplenes de las lindes del patio y una «piscina reflectante» que permitirá a los visitantes refrescarse con agua dulce durante el tórrido estío neoyorquino. La «nube tejida» creará una «cubierta texturizada suspendida» y proporcionará sombra como si se tratase de «una tela de colores brillantes», añaden el museo al justificar el premio.
El marco teórico de los jóvenes mexicanos, partidarios de adoptar acciones sencillas y potentes parar crear nuevas y diferentes atmósferas, está basado en un «profundo sentido de la especificidad de cada lugar». Su idea de la arquitectura no sólo tiene que ver con el producto final, sino también con el poder de la disciplina como «catalizador para mejorar un determinado territorio», buscar que «las restricciones se conviertan en oportunidades» y las condiciones preexistentes del lugar, el clima y la localidad fomenten por sí mismas «nuevas soluciones y prácticas».
A la selección final llegaron otros cinco proyectos de nuevos talentos arquitectónicos: los estudios estadounidenses Ultramoderne (EE UU), Cobalt Office y First Office y la mexicana Frida Escobedo (México). En la edición de 2015 el premio fue ganados por Cosmo, de Andrés Jaque y Office for Political Innovation, que propuso una cubierta transformable que irrigaba agua, y en 2014 ganó Hy-Fi, una serie de torres construidas con ladrillos de materiales biológicos, entre ellos hongos, y diseñadas por el estudio The Living, de David Benjamin.