Un senador puertorriqueño ha presentado un proyecto de Ley para multar a los padres de los niños obesos, una iniciativa que despertó hoy todo tipo de críticas en la isla, que sufre de un elevado índice de obesidad infantil.
La polémica fue tal que durante el día el senador proponente, Gilberto Rodríguez Valle, tuvo que salir al paso y en declaraciones a la prensa decir que estaba dispuesto a revisar su propuesta.
Su iniciativa, que se tramita en el Senado, propone multar a padres de niños obesos y acusarlos de maltrato si durante un período determinado los menores no muestran mejoras en su condición física.
“No es la forma correcta de hacerlo. Va a traer complicaciones porque hay nenes obesos por complicaciones médicas y factores genéticos”, dijo Ricardo Fontanet, presidente de la Academia Americana de Pediatría en Puerto Rico.
La propuesta establece que el Departamento de Educación sea el responsable de identificar los casos en mayor riesgo de obesidad infantil que no sean producto de una condición de salud preexistente o aleatoria y orientar a los padres sobre las consecuencias de ese mal.
Según el proyecto, que se debate en el Senado, si a los seis meses considera que el menor no ha mejorado, el trabajador social podrá remitir el caso al Departamento de la Familia.
Si pasado un periodo similar sigue sin haber mejora se propone multa a los padres o encargados del niño con 500 dólares (7 mil 411 pesos mexicanos). Si seis meses después tampoco hay progreso, se impondría otra multa de 800 dólares (11 mil 857 pesos mexicanos).
Sin embargo, el senador José Luis Dalmau defendió la idea y argumentó de que un niño obeso “es un problema de salud y puede convertirse en una carga económica porque podría desarrollar enfermedades del corazón, diabetes y otras” patologías.
A su juicio, “tiene que haber consecuencias para los padres de niños obesos”.
La nutricionista Milly García, recordó que gran parte de la culpa de la elevada obesidad infantil no recae sobre la actitud de los padres sino sobre las dificultades económicas.
“Que la mitad (de los casos de obesidad infantil) esté relacionada a estilos de vida no da derecho a entrar en estos espacios. Esto no es maltrato, es una enfermedad”, defendió.
“Es una realidad innegable que lamentablemente estamos viviendo una etapa social donde la familia vive muy desconectada. Los padres trabajan demasiado y caen presos del estrés brindándole cada vez menos atención a sus niños”, añade.