Cristo Rey

Véritas Liberabit Vos

Fue un 11 de diciembre de 1925 cuando el Papa Pío XI (Achille Damiano Ambrogoiosa  Ratti) promulgó la Festividad de Cristo Rey por medio de la encíclica Quas Primas (recordemos que las Encíclicas se titulan por las primeras palabras de las mismas) conmemorando el XVI Centenario del Primer Concilio de Nicea, determinante Concilio para la cristiandad porque en él se definió y proclamó el dogma de la consubtancialidad de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad con la del Padre, palabra tan contundente que no haya parangón en el léxico normal, ya que nos habla de formar parte de la misma substancia o materia esto es un solo Dios pero en otra persona distinta; lo que metafísicamente podemos hablar de la materia y la forma; así mismo en ese Concilio se agregó al Símbolo de los Apóstoles o sea al Credo las palabras de “ Y Su Reino no tendrá Fin”, dando con ello realce y decretando la real dignidad de Nuestro Señor Jesucristo.

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Desde su promulgación esta fiesta se celebraría el último domingo calendario del mes de octubre; esto es la realeza de Cristo precedía a la de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos; esta celebración fue acogida con gran gusto y reverencia por la grey católica la cual la engalanó con bellas procesiones y cánticos alusivos al mismo con los vítores estentóreos de ¡Viva Cristo Rey! Un canto que a los pocos meses serviría de arenga de batalla a las tropas de los defensores de la Libertad Religiosa contra las leyes que se implementaron en México y que diera por resultado a los combatientes “Cristeros”.

Igualmente empezaron a construirse en el mundo monumentos que señalaban esa realeza, destacándose entre otros el Cristo Redentor de Río de Janeiro o también conocido como el Cristo del Corcovado por encontrarse en la cima del cerro que lleva este nombre, esta monumental estatua de Jesús de Nazaret está considerada como una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno fue inaugurada un 12 de octubre de 1931, mide 30.1 metros de construcción más un pedestal de 8 metros, situada a 710 metros sobre el nivel del mar domina de cualquier parte todo el majestuoso escenario, con sus brazos abiertos en cruz pareciera abrazar con ellos el infinito.

En México años antes del decreto papal ya se había iniciado la construcción de un monumento alusivo al Rey de Reyes; fue en 1923 un 11 de enero cuando en el Cerro del Cubilete dentro del Municipio de Silao Guanajuato se puso la primera piedra de lo que sería esta enorme construcción, corrió a cargo esta acción al Nuncio apostólico Ernesto E. Filippi, hecho que fue tomada como una violación al Artículo 24 Constitucional que prohibía cualquier acto con significado de culto externo, razón por la cual el Gobierno de Álvaro Obregón determino expulsarlo del país dándole tres días de plazo para abandonar México, eran los tiempos de la persecución religiosa en México, y a pesar de  las prohibiciones para su levantamiento, la obra continuó en el lugar donde hoy se encuentra una Ermita expiatoria, pues bien ese monumento erigido desafiando al gobierno fue dinamitado el 30 de enero de 1928 en lo más álgido de la Guerra Cristera como fiel consigna para aquellos que combatían al grito de ¡Viva Cristo Rey!.

Finalizando la Guerra Cristera ya siendo Presidente Manuel Ávila Camacho, aquél de quien se dice cuando tomó posesión en 1940 expresó a voz de cuello la frase “ Soy Creyente”, pues bien ya en su mandato se hicieron las gestiones pertinentes por parte del arzobispo de Guadalajara José Garibi Rivera para volver a colocar la primera piedra de la reconstrucción de dicho monumento la cual se llevó a cabo un 11 de diciembre de 1944 y fue culminada un 11 de diciembre de 1950 ya bajo la Presidencia del Licenciado Miguel Alemán Valdés, uno a obra para devoción y orgullo de México y de la orbe católica como lo diría el gran canta autor José Alfredo Jiménez “ El Cristo de su Montaña, el Cerro del Cubilete, consuelo de los que sufren, adoración de la gente” es una imponente estatua hecha de bronce de 20 metros de alto con un peso de ochenta toneladas con diseño y elaboración totalmente mexicana, Es el Cristo Rey con dos ángeles que reposan sobre un hemisferio de concreto que representan al universo, estos ángeles ofrecen dos coronas, una la del martirio, otra la de la Gloria, desde ahí desde lo alto de ese Cerro se hace notar más la magnificencia de Dios, ahí en el centro del Bajío.

Y así como estos dos preclaros ejemplares podremos encontrar en el mundo muchas representaciones de la Festividad de Cristo Rey, no yendo tan lejos aquí en Tepic tenemos nuestro Cerro de la Cruz con la preciosa vista que domina esta bella tierra.

Es importante señalar que posterior al Concilio Vaticano Segundo que fue convocado por Juan XXIII e inició en 1962 y concluido en 1965 ya con Pablo VI donde en el aspecto pastoral se hicieron grandes modificaciones a la liturgia se estableció que la Festividad de Cristo Rey pasara a celebrarse el último domingo del Año Litúrgico previo al Adviento, por lo cual esta se celebra normalmente en los últimos días de noviembre, igualmente la palabra “consubstancial” fue cambiada en el Credo por la de “la misma naturaleza” que honor a la verdad no tiene el mismo peso específico.

Lo importante es como diría la Encíclica “Quas primas” dar el reconocimiento de la Realeza de Cristo en todos los órdenes: En lo espiritual, En lo temporal, en los individuos y en la sociedad y tener presente sus palabras y enseñanzas para que el mundo se pueda conducir por el mejor camino.

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