Cultura y civilización

Véritas Liberabit Vos

Caminando por las calles de uno de tantos de los hermosos Pueblos Mágicos que tenemos como país, rodeados de una majestuosa naturaleza que hacen que no perdamos nuestra capacidad de asombro y que sin miramientos nuestra razón nos demuestre la magnificencia de la existencia de Dios, ahí en esos callejones de baldosas húmedas con olor a barro y con un toque nostálgico al pasado,  nuestros sentidos no hacen otra cosa que impactarse con la creatividad e ingenio de las manos de nuestros artesanos que de una simple hoja de maíz pueden hacer un hermoso ramo de flores o un pesebre con todas las figuras de un típico Nacimiento mexicano, sin olvidar la filigrana llena de colores y tonos contrastantes en pulseras, collares, accesorios, así como la deliciosa variedad culinaria especialmente en esa forma exquisitamente pantagruélica con que se prepara infinidad de dulces y frutas con exóticas combinaciones de bebidas y postres donde el sabor, presentación y color dominan el paladar más exigente y nos inmersa en lo que es y en lo que representa la rica y vasta Cultura, origen de nuestras raíces y base de nuestra Civilización.

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Ahí bajo el influjo de la magia sensorial que impacta y regocija nuestro ser y provoca sentimientos y emociones me viene a la mente uno de los términos más apreciados por la Paideia griega, término denominado Poiesis, que se asignaba a la creación o producción derivado de hacer o crear, y que a su vez es tratado en uno de los más ilustrativos Diálogos de Platón, me refiero al Diálogo  “El Banquete o Simposio” donde el filósofo griego lo define como la causa que convierte cualquier cosa que consideremos no ser a ser, y entiende como Poiesis todo proceso creativo o forma de conocimiento para transformar la naturaleza , así como una expresión lúdica.

En este Diálogo la protagonista Diotima describe la lucha por la inmortalidad en relación a la Poiesis, en esta génesis hay un movimiento más allá del ciclo temporal de nacimiento y decadencia y del cual menciona puede haber tres modalidades; la procreación natural del ser, civilmente cuando se lucha por la consecución de fama o heroísmo y la otra por el alma en el cultivo de la virtud y del conocimiento.

Otro filósofo, este más contemporáneo Heidegger se refiere a este término como “la iluminación” o “ el florecer de la flor” , la transformación de una mariposa a través del capullo, la caída de una cascada cuando la nieve comienza a derretirse, es ese momento de éxtasis producido cuando algo se aleja de una posición para convertirse en otra. Es a partir de esta concepción que en el campo de las artes, la Poiesis refiere la fascinación provocada por el momento en que mediante múltiples fenómenos asociativos aportados por la percepción los distintos elementos de un conjunto se interrelacionan e integran para generar una entidad nueva llamada Estética.

Este es el origen de la cultura, es la proyección del espíritu como una forma de expresión de los aspectos de la vida, estrechamente vinculada a los pensamientos, valores que comparte un grupo de personas, lugar, pueblo, es como un alma colectiva que se materializa de una forma permanente, objetiva, real.

Con esta amalgama de sentimientos nació nuestra cultura desde el alma de cada mexicano que expresando sus vivencias ha llenado los rincones de nuestra Patria con una variedad de obras que conforman nuestro vivir, folklore, que es esencia y acendrada raíz de cada una de las bellas artes que se manifiestan en las más puras y bellas muestras del verdadero espíritu que refleja lo grande que es nuestro País y que debieran ser el basamento más firme no solo de orgullo sino de la unidad que debemos tener para salir adelante como Nación que aproveche cada una de estas razones que nos demuestran el talento para convertirlas en motor de desarrollo que a su vez sea la fuente primaria de la civilización.

Triste es entender que si algo reconocen los extranjeros de México más que nosotros mismos,  es toda esa riqueza cultural que se atesora en nuestro suelo, que solo como muestra es observar esos monumentos de gloria que como firmes testigos dan fe a todos los acontecimientos que hemos vivido, desde las Pirámides del Sol y la Luna, Las Cabezas Olmecas, Los Atlantes de Tula, Las Ruinas de Bonampak, La Piedra del Sol, Acueductos, por mencionar solo algunos ejemplos prehispánicos, pasando después por toda la arquitectura colonial en catedrales, basílicas, esculturas y edificios que son visitados y admirados diariamente y que nos hacen ver la enorme diferencia de cultura que tiene México con respecto a las que pueden considerarse las grandes civilizaciones del mundo, que si bien han sabido amalgamar lo que en otros países existe y les han sacado el máximo de provecho no pueden mencionar que gozan de una cultura tan rica y valiosa como la nuestra.

Esa riqueza es la que como mexicanos debemos enarbolar y enseñar a las nuevas generaciones, que sea nuestra cultura el basamento de un México que pueda resurgir del marasmo en que ha caído con los lastes de la corrupción flagrante, la violencia en todos los niveles, el robo y el abuso del poderoso al que ven débil, es momento de que esa riqueza tan propia pueda ser orientada para el bien común y se haga realidad la premisa griega paidéica de que la cultura es la base de una verdadera civilización fruto de los valores y del más alto espíritu humano, y por ende de la armonía de los tres grandes ideales: la verdad, el bien y la belleza.

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