Dignificar el quehacer político

Visor Nayarita

Al pueblo se le atiende siempre.- La política es definida como el ejercicio del poder que busca un fin trascendente que promueve la participación ciudadana y posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común, la disciplina encargada del estudio de las actividades políticas se denomina ciencia política y los profesionales de esta ciencia reciben el nombre de politólogos y las personas que ocupan cargos profesionales a cargo del estado o aspiran a ellos se definen como políticos, por lo que, ateniéndonos a los conceptos anteriores, el político resulta ser, una persona que se dedica a realizar actividades políticas para velar por el interés general de los ciudadanos y mantenerse dentro de una ética profesional de servicio al pueblo y no hacia sí mismo.

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Luego pues, nuestro país necesita políticos que no sean “candil de la calle y oscuridad de su casa” que no sean la antítesis de lo que pregonan, que tomen en cuenta las opiniones que vierte la sociedad sobre cuál o varios asuntos para que, analizados fehacientemente se conviertan en posibles leyes y reglamentos que vengan a producir bienestar social, que ataquen la corrupción desde sus orígenes y la impunidad, y que, a través de éstas,  enfrenten desde sus trincheras los problemas que agobian a nuestro país que indudablemente son económicos, políticos y sociales, que atiendan los problemas básicos de la pobreza y desigualdad social, el desempleo, comercio informal así como las diversas formas de delincuencia, narcotráfico, contrabando, la emigración, fuga de capitales, la contaminación del medio ambiente, la impunidad, los homicidios sin resolver, entre otros.

No se necesitan políticos que cuando ocupan cargos públicos no se distinguen por su honestidad y decencia, que sufriendo de amnesia se olvidan de quienes los llevaron a ocupar su puesto o encargo y que aprovechan la oportunidad para seguir engañando a los ciudadanos demostrando con tal actitud que el votante se equivocó al emitir el sufragio a su favor, México no necesita políticos que en campaña son “amigos de todos” y que llegados al poder se alejan del pueblo y se dedican a realizar negocios con conocidos y amigos logrando incrementar fortunas mal habidas y que, pasado el tiempo y debido a sus pretensiones políticas presumen de decencia y de tener las manos limpias para seguir deteriorando las arcas públicas. Los políticos deben estar al pendiente de la resolución de los problemas que atañen al bien común de las familias que apenas ganan lo suficiente y a quienes les falta dinero para mandar a la escuela a los hijos que ya se “aparecen con los mismas ropas”, de los jóvenes que no aprenden porque tienen una alimentación deficiente y faltan con frecuencia a clase, mal vestidos, pero que ansían ser “alguien en la vida”, de las familias que enfrentan demandas por falta de pago de renta porque el casero les inicia juicios de desalojo y que con sus míseros ingresos solo alcanzan para pagar intereses a los acreedores y agiotistas quienes les solucionaron el problema en situaciones por demás angustiosas con intereses leoninos,  y quienes entre más se endeudan más se hunden, por lo que están condenados a la pérdida de créditos, confianza y respetabilidad de la sociedad; Esta es sin duda la realidad de millones de mexicanos que se debaten en el “desierto de la desesperación” para salvar honradamente los sinsabores de la vida; son a ellos, a quienes los políticos deben respetar y apoyar y no escondérseles cuando “osan” ir a buscarlos para que escuchen sus demandas y propuestas, son el pueblo los “verdaderos patrones” quienes ya emitieron su voto en las pasadas elecciones donde inmisericordes evaluaron las acciones de políticos y funcionarios con consecuencias funestas para algunos partidos.  Son a ellos a quienes al final del mandato habrán de rendir las cuentas y por quienes se debe de trabajar generando leyes para salvaguardar sus patrimonios, confianza y tranquilidad.

Sin duda que los diversos procesos electorales que ha tenido nuestro país dejan experiencias y lecciones que Institutos y políticos tendrán que tomar muy en cuenta para posteriores elecciones; el desengaño y la insatisfacción que domina a la opinión pública hacen que la ciudadanía haya perdido la confianza en los organismos partidistas y sus representantes, razón por lo que el electorado ya no ve colores partidistas sino que analiza la personalidad de los contendientes para emitir sus sufragios, luego pues, urge que los políticos sobre todo aquellos que hacen de ella su “modus vivendi” moderen su actitud y trato con quienes los llevaron a las urnas y que con pasión de servicio y con sentimiento de responsabilidad dignifiquen el quehacer político, sin olvidar que los puestos son pasajeros y que independientemente del puesto, son empleados del pueblo. ¡Al Tiempo!

Esperemos y comentaremos: frago2009@hotmail.com

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