Divagando en el pensamiento

La verdad… sea dicha

De repente pareciera que los mexicanos estamos dormidos y ajenos a las calamidades que suceden en nuestra sociedad, ya vemos con indiferencia la tragedia y el dolor de los demás, como ocurre con el tema de la inseguridad, de las familias agraviadas, atacadas por la delincuencia. Estamos inmóviles ante todo, ante la corrupción política, ante los fraudes y los engaños de todo mundo, en el teatro y la ilusión ficticia de lo que nos presentan todos los días como un supuesto bienestar social, con herramientas como los medios de comunicación amañados, la prensa, la televisión, el internet y las redes sociales. Así se vuelve verdadero lo falso,  creíble lo increíble, algo que da pie a los abusos de toda índole, al engaño y la desfachatez a ojos vistos. Se puede engañar a una nación entera, se puede agraviar a todo un estado, y nosotros tan campantes, preocupados por el partido de fútbol, por la serie de televisión, por las redes sociales y la gastadera en el Buen Fin.

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Qué le vamos hacer, somos una sociedad que no tenemos lucha. Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata. Se nos quema la casa y nadie decimos nada. No me haga mucho caso amigo lector, sólo estoy divagando en el pensamiento. Aquí en la tierra Cora seguimos con estos días imposibles, llenos de frio, los que por las mañanas calan de lo lindo, como diría mi tío Eustaquio quien por su avanzada edad siempre en estos tiempos se queja de  que le duelen todos los huesos, le da la reuma, y se le acalambran las piernas. Aunque asegura su mujer que lo único que no deja de funcionarle es la quijada pues el hombre sigue comiendo muy bien aunque la temperatura esté bajo cero. Ni hablar, se puede dejar de hacer muchas cosas, pero dejar de comer nunca. A darle que es mole de olla.

EN UNA CASA DE EMPEÑO

Era una tarde del mes de diciembre; el tiempo estaba muy frio, oscurecía, y ningún parroquiano asomaba por la puerta de la casa. Iba yo a cerrar para arreglar mis cuentas cuando entró una niña pequeñita como de seis años, vestida muy pobremente, y que se acercaba como vacilando y con timidez al mostrador. Me causó compasión instintivamente, y como no alcanzaba para hablarme, me incliné sobre la mesa para verle la cara. – ¿Qué quieres? -Le pregunté. -Nada. -Cómo nada. Pues entonces ¿a qué vienes? -Porque mi papá y mi mamá están enfermos en la cama, y no han comido en todo el día porque no tenemos, y yo vengo a empeñar. -¿Vienes a empeñar? ¿Qué traes para empeñar? Y ella entonces sacó de debajo de un viejo y destrozado rebocillo con que se cubría, un objeto pequeño, que me presentó con una especie de orgullo, al mismo tiempo que de dolor, y como quien sacrifica una riquísima alhaja, diciéndome: -Pues vengo a empeñar mi muñeca. Era una muñeca vieja y maltratada, que seguramente no valía un peso. Comprendí todo lo que pasaba en el corazón de aquella niña; el valor tan grande que daba a su muñeca; el doloroso sacrificio que hacía por sus padres al empeñarla, y la esperanza tan lisonjera de obtener por ella una gran suma. Y ¿qué hizo usted? -Le pregunté a Granier. -Pues sentí un nudo en mi garganta. Y, sin poder hablar, le di a la niña cinco pesos y le devolví su muñeca, y me quedé llorando como un tonto sobre el mostrador. Granier era un francés de buen corazón, que se había establecido en México abriendo una casa de empeño, y que refiere esta verídica historia al Gral. Riva Palacio.

HUMO BLANCO EN EL CONGRESO DEL ESTADO DE NAYARIT

EL Licenciado en Derecho, Maximino Muñoz de la Cruz, ha sido elegido para desempeñar el cargo de Presidente de la Comisión de Defensa para los Derechos Humanos para el Estado de Nayarit, por un periodo de cinco años; así lo  determinó por mayoría de votos en el Congreso del Estado de Nayarit, esta Trigésima Segunda Legislatura que a diferencia de otras, sus diputadas y diputados han estado muy activos trabajando a tambor batiente bajo la batuta del diputado Leopoldo Domínguez.

EL DINERO SE HIZO PARA GASTARLO

En pleno diciembre y sus posadas, pasamos la quincenita,  supongo que los gastos propios de la época navideña estarán siendo al por mayor; bueno, con lo caro que está todo quiero pensar que a la mayoría de los parroquianos por lo menos les alcanzó para los primeros regalos de intercambio en la posada; porque a decir verdad, creo que los únicos que se pueden dar más de un lujo son los diputados y senadores que por estos días se llenan los bolsillos de dinero con sus sueldazos, partidas especiales y aguinaldos. Por cierto, acá entre nos, a propósito de estos tiempos decembrinos, tiempos en que la hermandad debe reinar más que nunca, le quiero invitar a que nos unamos en esa tarea de ayudar a quien menos tiene, aunque sea de la forma más sencilla, con el vecino, con el amigo que esté pasando por un momento difícil en su economía, por la razón que sea, no importa cuánto o qué demos, el mínimo a veces representa mucho para quien no tiene nada; un detalle, un regalito, una comida, un refresco, vamos, hasta un buen abrazo cuando se da de corazón hace feliz a las personas que pasan por un mal momento. Hasta pronto. Para comentarios robleslopinion@hotmail.com

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