Donald Trump gana elección presidencial en Estados Unidos

Cabe mencionar que para ser declarado ganador, un candidato necesita conseguir al menos 270 de los votos electorales en disputa

A las primeras horas de este miércoles se confirmó el triunfo de Donald Trump en las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos.

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El triunfo del candidato republicano, quien será la cuadragésima quinta persona en ocupar la Oficina Oval de la Casa Blanca, se confirmó luego de que este obtuviera 274 de los 538 votos electorales disputados, superando a su rival, la demócrata Hillary Clinton.

Cabe mencionar que para ser declarado ganador, un candidato necesita conseguir al menos 270 de los votos electorales en disputa.

Si ninguno de los candidatos hubiera logrado los 270 votos electorales, entonces la Cámara de Representantes elegiría al presidente.

Trump había expresado dudas el martes acerca de la integridad del sistema electoral estadounidense en el mismo momento que depositaba su boleta.

El hecho de no ser un político lo ha perjudicado y a la vez lo ha favorecido durante el último año.

Su falta de experiencia política le permitió presentarse como agente del cambio en momentos que los votantes de las dos tendencias parecen ávidos de un cambio. Fue un mensaje eficaz contra Clinton, una figura pública de gran presencia desde hace tres décadas.

Pero su falta de experiencia también dio lugar a una serie de controversias provocadas por él mismo, como un enfrentamiento de varios días con los padres de un soldado caído en combate o una lluvia nocturna de tuits sobre el “video sexual” de una reina de belleza. Insultó a sus oponentes de ambos partidos en términos personales y rebajó el discurso político a niveles inéditos en la escena nacional.

El republicano se mostró poco dispuesto a la tarea ardua y gris que caracteriza las campañas triunfantes.

Trump hizo poco para reunir información sobre sus posibles partidarios. Prácticamente no tuvo activistas en el terreno en estados cruciales y se negó a invertir en una campaña publicitaria a la altura de la de Clinton.

Como figura del espectáculo, basó su estrategia casi exclusivamente en actos masivos para presentarse ante los votantes. Llenó arenas deportivas, hangares de aeropuertos y centros de convenciones de Iowa a Michigan y Florida, a veces con escasa anticipación y organización.

Se jactó de que gastaría 100 millones de dólares de su propio dinero en la campaña, pero los informes públicos indican que llegó a 66 millones.

Durante su campaña declaraba: “Devolver la grandeza a Estados Unidos. Eso es todo. De eso se trata”.

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