Doña Magda no termina por ver con buenos ojos que su hija le deje a Xol (su nieta) el celular o la tablet toda la tarde, parte de la noche y sábados y domingos, “no es posible que estemos sentados en familia a la hora de la cena por ejemplo y Xol está metida en algún aparato de esos, tiene apenas 8 años por Dios, me preocupa porque además tiene aumento de peso y mi hija, dice no darse cuenta de nada de ello y hasta me alega que es normal”.
Esta familia es ahora el prototipo de lo que se vive no sólo en México sino en todo el mundo, niños y jóvenes que crecen educados por los aparatos más modernos que va lanzando el mercado. Hoy ya no hay una interacción de barrio, cuando eran grupos de “los chiquillos” jugando distintos juegos, la mayoría de ellos exigía ejercicio, correr a esconderse o a “los quemados”, brincar la cuerda, las famosas alcanzadas, el bote pateado, el burro castigado, entre otros más y los raspones, golpes y hasta fracturas eran lo común entre los entonces niños.
También aquellos gritos de las mamás en las puertas de la casa llamando a sus críos para que se metieran a bañarse, cenar y dormir y al otro día a la escuela y por las tardes se repetían esas convivencias, es más, ahí entre esos rudos juegos se comenzaba a noviar y hasta los matrimonios se consolidaban entre juego y juego, hoy todo eso sólo queda en los recuerdos.
Recientemente la escuela Annenberg de Comunicación y Periodismo en la University of Southern California y la organización Common Sense, realizaron el estudio La Nueva Realidad: Padres, Adolescentes y dispositivos móviles en México. Se tomó una muestra de más de 1, 200 adolescentes y sus padres en los 31 estados de la República y el área metropolitana. Este reveló que México ocupa el quinto lugar en el mundo en uso de redes sociales y que 78 millones de mexicanos acceden a Internet en su dispositivo móvil.
El 62 por ciento de los padres afirma que sus hijos son adictos a los dispositivos móviles. Del total de jóvenes encuestados, el 50% aceptó ser adicto a su teléfono y los padres dijeron lo mismo en un 45%.
Hasta los maestros reniegan en las escuelas con alumnos que respaldados por papás que creen que al docente no se le debe respeto, los niños sacan celulares y se dedican a redes sociales o a mandar mensajes por diferentes aplicaciones sin hacer caso a la clase que se imparte, los reportes de estas actitudes llegan a veces hasta dirección pero los padres de familia hacen caso omiso.
Para Aylín es la forma cómoda de que su hijo Santiago la deje en paz para ella hacer sus actividades, que van desde practicar una forma más rápida de ponerse pestañas postizas, mantener óptimas sus uñas recién puestas y revisar el celular, “es que es un niño hiperactivo aunque mi papá dice que es un niño normal. Pero no me dejaba en paz queriendo jugar o que lo llevara aquí a la vuelta con el triciclo y pues mejor pedí prestado en donde trabajo y le compré un celular, no de buena calidad pero ahora ahí se entretiene y yo ya puedo hacer mis cosas”.
Cuando observo todas estas situaciones me pregunto, ¿cuál será el futuro de estos niños?, ¿cómo será el mundo de unos años?, lo que más me lacera la menta, ¿se acabaron los sentimientos y actuaremos como robots hechos en serie?, de ser así qué triste y dolorosos serán los años por venir, sin abrazos ni afecto, sólo la fría tecnología. Mándame tus comentarios, dudas y sugerencias a mi Facebook Juan Félix Chávez Flores o a mi correo electrónico juanfechavez@gmail.com