El arzobispo mexicano Sergio Obeso, nuevo cardenal

El papa Francisco anunció la creación de 14 nuevos cardenalatos, incluido uno en México, otro en Perú y uno más en Bolivia

El papa Francisco anunció la creación de 14 nuevos cardenalatos, incluido uno en México, otro en Perú y uno más en Bolivia.

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De acuerdo con la información, el arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Xalapa, Sergio Obeso Rivera será uno de los 14 prelados que el próximo 29 de junio recibirá el capelo púrpura, cuando tendrá lugar el quinto consistorio de ordenación de cardenales del pontificado del argentino Jorge Mario Bergoglio.

Nacido en Xalapa, el 31 de octubre de 1931, el clérigo mexicano ingresó en el seminario el 23 de enero de 1944. Tras sus estudios de humanidades, se trasladó a Roma donde cursó filosofía y teología en la Pontificia Universidad Gregoriana.

Ordenado sacerdote en la “ciudad eterna” el 31 de octubre de 1954, pocos meses después regresó a México donde presto diversos servicios en el Seminario de Xalapa hasta 1971, desde prefecto de filosofía hasta director espiritual y rector.

El 30 de abril de 1971, el entonces Papa Pablo VI lo designó obispo de Papantla, donde permaneció apenas dos años y ocho meses hasta que, en enero de 1974, el mismo pontífice lo nombra obispo coadjutor de la Arquidiócesis de Xalapa con derecho a sucesión.

El 12 de marzo de 1979 asumió ese puesto, en sustitución de Emilio Abascal Salmerón. Rápidamente se convirtió en un protagonista de la Iglesia mexicana, siendo elegido presidente de la Conferencia del Episcopado para el período 1983-1985 y reelecto de 1985 a 1988.

Años más tarde, en 1995, fue reelecto en ese puesto, que mantuvo hasta 1997. Al interior de la propia CEM se desempeñó como responsable de las comisiones Episcopal del Clero y de Pastoral Social por diversos periodos.

El 10 de abril de 2007, el Papa Benedicto XVI aceptó su renuncia como obispo de Xalapa tras haber sobrepasado el límite de edad jubilatoria obligatoria establecido en 75 años; lo sucedió en el puesto Hipólito Reyes Larios.

Entre otras cosas, Sergio Obeso Rivera fue uno de los grandes responsables de la canonización del primer santo obispo latinoamericano, san Rafael Guizar y Valencia, que fue elevado al honor de los altares por el Papa Benedicto XVI el 15 de octubre de 2006.

Sin embargo, como pasará con el futuro cardenal boliviano Toribio Ticona, Obeso Rivera no tendrá derecho a voto en el cónclave cardenalicio, prerrogativa que si tendrá el arzobispo peruano Pedro Barreto.

Monseñor Barreto (Lima, 1944), jesuita, es el actual arzobispo de Huancayo, situada en la sierra peruana, un cargo para el que fue nombrado por Juan Pablo II en julio de 2014.

Francisco también dará la dignidad cardenalicia al español Bocos Merino (Canillas de Esgueva, Valladolid, 1938), un misionero que desde 1991 hasta 2003 fue superior general de los Claretianos.

A monseñor Toribio Ticona Porco (Potosí, 1937), prelado emérito de la diócesis de Corocoro, en el oeste de Bolivia, y al mexicano Sergio Obeso Rivera (Xalapa, 1931) el arzobispo emérito de Zalapa, en el Estado de Veracruz.

El papa Francisco distinguió a estos tres últimos prelados mayores de 80 años -un arzobispo, un obispo y un religioso- que no serían electores en un hipotético cónclave para elegir papa y les distinguirá con la púrpura por “su servicio a la Iglesia”.

El resto de cardenales electores son el patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphael I Sako; el vicario general de Roma, Angelo De Donatis, y el sustituto de la Secretaría de Estado para los Asuntos Generales, el italiano Giovanni Angelo Becciu.

El limosnero apostólico, el polaco Konrad Krajewski; el arzobispo de la diócesis paquistaní de Karachi, Joseph Coutts; el obispo de la portuguesa Lairia-Fátima, monseñor António dos Santos Marto y el titular de Toamasina, en Madagascar, Desiré Tsarahazana.

Por último nombrará cardenales al arzobispo de la italiana L’Aquila, Giuseppe Petrocchi, al arzobispo de la japonesa Osaka, Thomas Aquinas Manyo, y al español Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Francisco destacó que la procedencia de los nuevos purpurados “expresa la universalidad de la Iglesia, que continúa anunciando el amor misericordioso de Dios a todos los hombres de la tierra”.

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