El violeta se toma las calles, y las redes sociales, cada 8 de marzo. Identifica universalmente la lucha por los derechos de la mujeres en un mundo donde aún impera una dolorosa desigualdad. La elección del color no es casual: es uno de los legados del movimiento sufragista que abrió camino en la batalla moderna por la igualdad.
El uso del púrpura puede rastrearse a la Unión Social y Política de Mujeres (Women’s Social and Political Union), una organización clave en el movimiento sufragista británico que adoptó una paleta formada por tres colores para identificar su lucha: violeta, blanco y verde.
Lealtad y constancia: el color violeta en la lucha de las sufragistas
El violeta representaba «la sangre real que corre por las venas de todas las sufragistas, el instinto de libertad y dignidad», mientras que el verde se asociaba con la esperanza y el blanco con la pureza, recuerda el Servicio de Parques de EE.UU. en un una explicación de los símbolos asociados a esta lucha del siglo XX que también incluyó a animales como los pájaros azulejos y flores como los girasoles.
La influencia del movimiento del Reino Unido —donde las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1918— cruzó el océano Atlántico: múltiples organizaciones de Estados Unidos adoptaron los colores de sus compañeras de lucha británica.
Entre ellas se destacó el Partido Nacional de la Mujer, fundado en 1916, que utilizó la combinación de violeta, blanco y dorado. Así explicó su significado en una publicación de 1913: «El violeta es el color de la lealtad, la constancia en un propósito, la firmeza inquebrantable hacia una causa. El blanco, emblema de la pureza, simboliza la calidad de nuestro propósito; y el dorado, color de la luz y la vida, es como la antorcha que guía nuestro propósito, pura e inquebrantable».
(Estados Unidos tuvo un papel clave en la definición no solo del color, sino de la conmemoración del Día de la Mujer como tal. Según la ONU, el primer antecedente de la celebración es el Día Nacional de la Mujer que se conmemoró por primera vez el 28 de febrero de 1909 y que siguió como tal hasta 1913).
Un color símbolo de ruptura
Las interpretaciones modernas del violeta abonan el significado instaurado en los albores del siglo XX.
La marca Pantone, que cada año elige el «color de año», optó en 2018 por el «ultravioleta» y explicó de esta manera su valor: «Desde siempre, los enigmáticos púrpuras han simbolizado la contracultura, la ruptura con los convencionalismos y el brillo artístico (…). Simboliza la experimentación y el inconformismo, y espolea a las personas a imaginar su huella única en el mundo y a traspasar límites en sus actividades creativas
Además, según la marca, el violeta «comunica originalidad, ingenuidad y mentalidad visionaria que nos señala el futuro».