Caldero Político
En el análisis que hace Forbes, los post-debates y las mesas de discusión, se hace un desglosado fino y puntual de los temas, propuestas y candidatos; se pone en la mesa el nuevo formato y el papel de los moderadores.
Hasta en el caso de los conductores del debate hay debate, se les ven sus perfiles y predilecciones según los candidatos o partidos.
Creemos que los cambios al formato tradicional fueron benéficos, una mejor producción y un esquema menos acartonado. El debate se hizo más fluido, más eficiente y más detallado. Hay que reconocer la precisión, la imparcialidad y la claridad en las preguntas planteadas además de una actitud sobria y equilibrada por parte de los conductores. A algunos les faltó tiempo, a otros les sobró, cuestión de ajustes.
Los primeros ganadores fueron los electores; todas las alternativas coincidieron en este escenario para que pudieran compararlos, medirlos, evaluarlos. Hay que reconocerles a todos los candidatos el haberse conducido con firmeza, pero con respeto; con ataques -cierto-, pero con datos para sustentar sus dichos. Esas son marcadas diferencias respecto de los monólogos y agresiones del pasado.
La temática era la más aguda y critica para todos: inseguridad, corrupción y democracia. Las estadísticas, los datos contundentes, nadie podía evadirlos; a todos les toca una parte del problema, a cada uno, un señalamiento, una deuda, acusaciones por acción o por omisión.
Cada quien podrá tener sus predilectos o su predilecto, pero lo cierto es que este escaparate nacional nos permite filtrar las ideas y conceptos de cada aspirante y subirlos a la báscula, para esperar los restantes debates y la deliberación final.
Gane quien gane México debe seguir de pie, todos unidos y organizados, tan amigos como siempre.
NO HAY ENEMIGOS PARA SIEMPRE NI AMORES ABORRECIDOS.
Saludos para todos.